Apuntalando las ruinas con música, poesía y bonos solidarios

El pasado sábado, nos dimos cita en la Casona “La Meseta”, una logia especial, integrada por poetas, escritores, músicos, pintores y diletantes del arte.

El pasado sábado, nos dimos cita en la Casona “La Meseta”, una logia especial, integrada por poetas, escritores, músicos, pintores y diletantes del arte. El sitio, ubicado a unos pocos minutos del centro de la ciudad, es un cuasi esqueleto de las ruinas de una gran construcción, que en el pasado fue una especie de puerta de entrada al Cañón del Combeima. Allí, el 17 de  abril de 1895 le dijo adiós a este mundo el político, narrador y poeta Jorge Isaacs.

Lucero Moreno, pintora y escultora, propietaria de la Casona, nos recibió con la calidez y entusiasmo de siempre y pudimos reencontrarnos con viejos amigos como Fabio Martínez, profesor de la Universidad del Valle, quien se fajó una interesante charla sobre el periplo del poeta por distintos espacios, en los cuales dejó su impronta, ya como explorador, minero, comerciante, guerrero o político.

La música también estuvo presente con un trío de alumnos del maestro César Augusto Zambrano, quienes interpretaron música colombiana y latinoamericana, canciones que nos instalaron en los recovecos de la nostalgia, cuando el viento comenzó a jugar con las hojas de los árboles vecinos y se puso a lamerle las aristas desvencijadas de esa casa de bahareque.

Hacía frío y la imagen fantasmal de Isaacs parecía acompañarnos desde la penumbra. Las escaleras derruidas que conducen al segundo piso se interrumpen a mitad de camino y su deplorable estado nos previene sobre el futuro cercano, si no hacemos un esfuerzo por rescatarla de las garras del olvido. 

La casona, como un enfermo terminal se niega a caerse con su fardo de recuerdos y quiere preservar algo de la memoria para que podamos seguir diciéndole a turistas y extraños: “esta es la casa donde murió Jorge Isaacs, autor de María”.

Todos estamos de acuerdo que hay que hacer un esfuerzo para evitar que se nos descuelguen los recuerdos y que el polvo borre las huellas que dejaron los pasos del más grande romántico latinoamericano. 

Debemos buscar una alternativa jurídica para que se pueda construir el Museo Jorge Isaacs, con aportes privados, pero también con la ayuda estatal. Se trata de ponernos de acuerdo para que la casona se convierta en un espacio del arte y la literatura, para que esas piezas húmedas y oscuras adquieran el brillo de la pintura viva y se abran las puertas a los niños y jóvenes que deseen incursionar en el arte.

La velada terminó, se vendieron algunos bonos solidarios para la adquisición de una cubierta que se necesita con urgencia y los asistentes salimos con la extraña sensación de impotencia ante la imposibilidad de lograr la verdadera restauración de la casona.

Credito
LIBARDO VARGAS CELEMIN Profesor Titular UT

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