Treinta fructíferos años

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La biblioteca Darío Echandía cumplió esta semana tres décadas de laudable trayectoria y esto debería motivarnos a reiterar el reconocimiento a una entidad que tanto beneficio ha traído a los jóvenes y tantas satisfacciones a la cultura de los tolimenses. Es proverbial que todo proyecto que el Banco de la República lidere tenga su impronta de seriedad, excelencia y esplendidez, y esta obra no fue la excepción. Desde la moderna concepción arquitectónica del edificio, hasta la dotación de todas las salas, espacios y servicios, el Emisor quiso lo mejor para Ibagué. Y lo consiguió.

Cuando el 20 de marzo de 1984 abrió sus puertas, los discursos inaugurales vaticinaron que “marcará un antes y un después para la cultura de la región”. Acertaron. Desde los primeros días grupos numerosos de toda edad -tantos, que a veces se congestionaban las instalaciones-, acudieron a disfrutar de servicios y programas de primera calidad que la ciudad nunca había tenido y que requería con urgencia.

Ante la demanda, la Biblioteca respondió con creces: enriqueció su colección bibliográfica, aumentó su personal, creó el Centro de Documentación Tolima, que recuperó textos referentes a nuestra región, incluidas partituras de nuestra música; inició el Archivo de Memoria Visual, para clasificar fotografías de nuestra gente y su entorno; organizó exposiciones de pintores consagrados y talentos regionales, presentó artistas internacionales y recitales de famosos concertistas, programó ciclos de conferencias de múltiples temas; proyectó actividades a municipios y colegios; facilitó la apertura y difusión de la producción intelectual regional en teatro, literatura, poesía, artes plásticas, música de jóvenes intérpretes, y diseñó novedosas actividades educativas y recreativas para niños.

Desde entonces, innovando e incorporando tecnología, la Biblioteca no ha parado de ampliar su oferta cultural y de fortalecer la calidad de sus servicios. No en vano hoy en día se destaca entre las entidades con óptima imagen y reconocimiento regional y se ha distinguido como la institución de “mejor gestión” y “mejor servicio al público” de la ciudad.

Las posibilidades para que estudiantes e investigadores puedan conseguir la información que requieren se maximizan porque la ‘Darío’ forma parte de la red nacional de bibliotecas del Banco, 28, incluida la Luis Ángel Arango, con uno de los mayores acervos del continente.

Durante su existencia, ha sido y es escenario de múltiples hechos culturales y actividades benéficas para el Tolima: presentación de libros de diversas materias; foros de desarrollo económico y social; lugar de talleres para reconocer y recuperar nuestro folclor y nuestra identidad cultural; debates de historia, exaltación de méritos regionales y ámbito dónde cualquier tópico se debate con altura y civilidad.

Los adultos podemos volver al pasado, y los jóvenes encontrar materia prima de primera calidad para modelar su futuro.

Credito
POLIDORO VILLA HERNÁNDEZ

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