La paz puede estar merodeando

Para el observador promedio, los hechos que están ocurriendo entre el gobierno y la guerrilla de las Farc, muestran la inexistencia de cualquier intento de acercamiento entre las partes, si a los hechos y expresiones de los actores nos atenemos.

Todavía está fresco en la memoria de los ciudadanos, el atentado del que fue objeto el exministro Fernando Londoño, que según todas las pistas encontradas, habría sido cometido por esa organización guerrillera, luego sucedió el aleve asalto a una patrulla en la frontera con Venezuela, en el cual murieron once uniformados y después de esta acción, los atacantes probablemente se mimetizaron en la población, quedando pocas pistas para que las fuerzas armadas del país vecino logren dar con su paradero.

Pero, verdaderamente triste y repudiable, resultó la incursión tan atroz como violatoria de los derechos humanos, ocurrida en el Departamento del Caquetá, en que las FARC atacaron una ambulancia, en la cual una mujer en momento de parto era conducida a recibir la debida atención médica, gracias a la ayuda de dos policías, que lamentablemente fueron abatidos en este acto terrorista, cuando protegían la vida de esta colombiana, quedando también como saldo la muerte de la criatura que estaba por nacer. Actuaciones como estas se ven por doquier cuando los conflictos se desbordan y deshumanizan.


Por el lado del gobierno, el presidente de la República pidió a las fuerzas militares que desataran toda una andanada de plomo contra las Farc, y hace algunos días, el Comandante de las Fuerzas Militares, general Alejandro Navas, refiriéndose al planteamiento estratégico para lograr la paz en el país comentó, que este establece que la idea de victoria no es para apaciguar, sino para propinarle la derrota al enemigo en el campo de batalla y que cuando el sistema rival esté derrotado, es la señal para que el señor Presidente utilice las llaves para un proceso de paz. Esta idea alude la continuidad de la guerra, puesto que llegar hasta la derrota militar del rival es lo que no se ha logrado y para evitar la continuidad del conflicto, es que se deben buscar los acercamientos, pero, es indudable que la idea belicista cala en la mente de muchos colombianos.


Pese a que todas las señales, no apuntan a otra cosa que a prolongar indefinidamente la guerra, también es de suponer que cuando una confrontación irregular se intensifica y se escalan las acciones, hasta llegar a crímenes inimaginables como los ocurridos en el Caquetá, no se puede perder por ello la ilusión de la paz.


El ejemplo de la solución por el diálogo, nos lo muestran otros procesos ocurridos en el mundo, como el de Suráfrica y el de la India, los cuales antes de que se desencadenaran las conversaciones que condujeron a la paz, cada una de estas naciones tuvo que ver la intensificación del terror y la muerte, contra muchos ciudadanos, mujeres y niños inocentes, por parte del régimen del apartheid y el imperio inglés, respectivamente, para finalmente llegar a los acuerdos que permitieron que la paz se asentara en estos convulsionados territorios.


Algo parecido puede estar ocurriendo en Colombia, cuando nos sacuden sucesivas noticias tan deprimentes de este interminable y sucio conflicto, pero, este gobierno no debe despreciar la idea de insistir, en que por encima de todos los hechos de deshumanización, vale la pena buscar la paz por la vía del diálogo, como un deber del Estado para sus ciudadanos.

Credito
PEDRO LUIS ZAMBRANO CÁRDENAS

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