Fin de la agonía

Gracias a los inconmensurables recursos petroleros venezolanos gobiernos como el de los Castro en Cuba, Ortega en Nicaragua, Morales en Bolivia, los Kirchner en Argentina e inclusive el de Correa en Ecuador lograron sobreaguar a graves problemas económicos.

El pasado 8 de diciembre, la víspera de partir hacia La Habana para que le fuera practicada una cuarta operación, el presidente venezolano Hugo Rafael Chávez Frías ya sabía que no existía sino una remota esperanza para su recuperación.

Por eso en una sombría reunión televisada, en compañía de su equipo más cercano, procedió a señalar como encargado y como su sucesor al vicepresidente Nicolás Maduro, pero fue enfático en indicar que el proceso sucesoral debía hacerse de acuerdo con la constitución y recomendó que, de presentarse su ausencia debería llamarse a elecciones en 30 días.

No se sabe que hizo que Maduro y el presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello desconocieran las instrucciones de Chávez y contra toda evidencia intentaron disfrazar la situación del presidente con informes falsos y engañosas descripciones de una situación desesperada.
 
El mismo Tribunal Supremo se plegó a la manipulación y en un controvertido fallo estableció que Chávez no tenía que posesionarse para el nuevo mandato el 10 de enero, como manda la constitución, para que Maduro pudiera continuar su irregular mandato.

La ausencia del omnipresente Chávez y la desaparición de su imagen comenzó a minar la credibilidad del gobierno y dio pie a reclamos de diversos sectores de dentro y fuera de Venezuela para restaurar los mandatos constitucionales y dar por terminada la farsa.

Lo previsto y anunciado ha ocurrido y en la tarde del martes el gobierno venezolano anunció la muerte del coronel que gobernó a Venezuela desde febrero de 1999 y que triunfó en cuatro elecciones presidenciales.

El recién fallecido combinó un innegable carisma con una disponibilidad de recursos sin antecedentes- por cuenta de los enormes yacimientos petroleros y los exorbitantes precios alcanzados por el combustible en los tres últimos lustros- lo que le permitió emprender grandes campañas sociales- de discutible eficacia-y apoyo económico a gobiernos amigos que le permitieron extender su influencia allende las fronteras.


Gracias a los inconmensurables recursos petroleros venezolanos gobiernos como el de los Castro en Cuba, Ortega en Nicaragua, Morales en Bolivia, los Kirchner en Argentina e inclusive el de Correa en Ecuador lograron sobreaguar a graves problemas económicos. De la misma manera a como aconteció con muchos pequeños países del Caribe y su influencia llegó también a Irán y Siria que estaban siendo aislados en el concierto mundial.


El dinero a raudales le permitió promover organismos internacionales como el Alba y el mismo Mercosur y proyectos transnacionales como la cadena Telesur.

Bajo su mando la economía venezolana acentuó su condición monoproductora en perjuicio de todos los demás sectores, de manera que hoy depende de las importaciones para los más esenciales consumos. A la par que cada vez más requiere de subsidios en una economía con altísima inflación y periódicas y gigantescas devaluaciones.

Dejando de lado la evidente incompetencia de Maduro no hay duda de que se impondrá en una inminente elección, lo que traerá tranquilidad al nerviosismo que se vive en Managua, La Habana, La Paz y Buenos Aires, pero acentuará los problemas venezolanos y, de contera, la incertidumbre en la zona limítrofe de Colombia que para bien o para mal comparte un destino común con la nación vecina.

EL NUEVO DÍA

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