Para pasmo de la humanidad

Tan solo hacían falta unos pequeños incentivos para que
floreciera la creatividad y el ingenio de la región, que en su
gesta hará olvidar las civilizaciones de Tebas, Atenas, Florencia, París (de Luis XIV y La Ilustración) y hasta Silicon Valley.

El tiempo nos ha jugado una mala pasada, pues la reciente adjudicación de los premios Nobel nos dejó por fuera por unos pocos días.

Veamos: Desde los días de Pasteur y Salk la medicina orbital no había hecho un descubrimiento tan pasmoso.

En efecto, unos equipos compuestos por funcionarios de las secretarías de Salud y Gobierno han encontrado que las comidas que se venden en las calles de la capital del Tolima son insalubres, antihigiénicas y potencialmente dañinas para los consumidores. En especial aquellas que se elaboran con derivados lácteos o cárnicos y se exponen por largas jornadas al sol y al agua. A lo que, dicen los sesudos investigadores, se añade el riesgo originado en las hornillas a gas y las jofainas con aceite hirviendo en medio de aglomeraciones y al paso de multitudes.

De la misma manera y cuando solo resta pagarles a los sabios que estudian por enésima vez las fuentes de agua del acueducto complementario (son apenas una docena de millardos de pesos) se tiene noticia de que sus hallazgos solo tienen par en lo que la humanidad descubrió tres mil años antes de Cristo en las riberas del Indo y el Ganges sobre la mecánica de los fluidos.

No se queda atrás el estudio de caracterización de los bienes del municipio, ya que solo vale 1.4 millardos de pesos y fue adjudicado a dedo y el anterior, hecho por Martha Duque, era obsoleto, ya que se había realizado en el 2010. Qué no habría hecho Le Corbusier si hubiera contado con tan singular instrumento en su visita a Bogotá a mediados del siglo pasado.

Para no hablar de los avances en ingeniería logrados por quienes elaboran los diseños de las graderías del estadio Manuel Murillo Toro que harán palidecer de envidia a quienes construyen los estudios brasileños para el Mundial (si bien están un poco demorados harán que el Nobel por el Bosón de Higgins parezca un juego de niños). Lamentablemente tendrán enorme competencia con los iluminados contratistas que se le medirán a ese reto inconmensurable, tan complejo y sin antecedentes, como es el ascensor de la Alcaldía que, se calcula, habrá de concluirse en 2038 para orgullo de la ciudad y pasmo de las generaciones; que además no tendrá rival si, como se comenta, es nominado para el premio Pritzker de Arquitectura.

Tan solo hacían falta unos pequeños incentivos para que floreciera la creatividad y el ingenio de la región, que en su gesta hará olvidar las civilizaciones de Tebas, Atenas, Florencia, París (de Luis XIV y La Ilustración) y hasta Silicon Valley. Eso que han de reservarse las obras de restauración del panóptico y el Sistema Integrado de Transporte para 2015. ¡Enhorabuena!

REDACCIÓN EDITORIAL

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