“Tenemos que liberar de la esclavitud política al Tolima”: Guillermo Pérez

Crédito: Jorge Cuéllar / EL NUEVO DÍAGuillermo Pérez, candidato al Senado por el Nuevo Liberalismo.
En entrevista, el candidato al Senado del Nuevo Liberalismo insistió en que la actual campaña electoral está ‘plagada’ de anomalías y por eso, entre sus prioridades, está impulsar una reforma política que cree mecanismos de transparencia en elecciones y la contratación pública.
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¿Cuáles son los indicios que lo llevan a pensar que el dinero está pervirtiendo el actual proceso electoral en el Tolima?


Hay un indicio que está a la luz pública: la cantidad de vallas, pasacalles y pendones que, incluso, saturan y contaminan visualmente zonas como el Cañón del Combeima, donde el paisaje natural ha sido sustituido por una avalancha de publicidad política. Pero eso no es todo. Hay campañas que están recorriendo los pueblos y los barrios para comprar líderes, ofrecer puestos y entregar todo tipo de dádivas, con lo que queda claro que se está entronizando un estilo político que no está orientado a convencer sino a comprar. 
Me parece muy grave cuando se normaliza lo anormal. Con esto digo que se necesita una sanción social: que la sociedad no guarde silencio, no se acomode y se salga de la zona de confort. Por supuesto, hay unos sectores que no pueden protestar por su misma condición social y económica. Es decir, no están para hacer reflexiones éticas sino para pensar cómo van a comer y dormir. Pero hay otros sectores que sí pueden alzar la voz y decir que esto no está bien. 

¿Cuando habla de sanción social quiere decir que exista un castigo en las urnas?


Considero que era importante dejar una constancia para la posteridad, independientemente de si eso da réditos electorales o no. Alguien debe advertir que las cosas van mal. A Luis Carlos Galán y Rodrigo Lara les costó la vida advertir que el país no se podía precipitar por el abismo del narcotráfico. Ahora estamos en una situación que no admite instalarse en una zona de confort o mirar para otro lado. Así como denunciamos las maniobras dilatorias del alcalde Hurtado en sus procesos judiciales, quien además está participando abiertamente en política con Federico Gutiérrez sin un mínimo de decoro, pusimos esta alerta temprana.
Pero también estamos presenciando un régimen de esclavitud para los empleados públicos y contratistas, que les piden a cada uno llevar 20 o 30 votos con la relación de sus datos. Eso distorsiona la democracia, le resta legitimidad. Una curul así no vale la pena. Y si no le salimos al paso, se va a instaurar una hegemonía y una dictadura política. Esto no se trata de antipatía, sino de apelar al voto digno. La gente tendrá el 13 de marzo la posibilidad de cambiar el destino de este país. A eso le estamos apuntando.

¿Espera que las entidades de control actúen de oficio o va a presentar alguna denuncia?


No es mi obligación judicializar la política. No quiero hacerlo porque las cosas las están haciendo a plena luz del día. Cumplí ya con mi deber ciudadano de alertar sobre una situación anómala y decir esto no está bien. Tenemos antecedentes históricos en este departamento de líderes que habrían podido llegar a ser presidentes, pero se precipitaron por un abismo y terminaron en La Picota. Gánense el apoyo ciudadano sin chantajear a la gente. Ese régimen de esclavitud política para empleados y contratistas, también toca a  muchos alcaldes, comenzando por el de Ibagué, que están dedicados a la campaña electoral.

A estas alturas entonces, ¿cree que tenemos que jubilar a la clase política?


Fundamentalmente, cambiar el estilo de hacer política. No soy yo, es el pueblo del Tolima el que definirá si jubila y a quién jubila, a quién saca y a quién deja entrar. Respeto lo que diga el pueblo, pero que las reglas sean limpias, transparentes, sin amaños y que no estén desbalanceadas por el poder del presupuesto público. Ahora, creo que Tolima tiene las más grandes posibilidades de crecer que cualquier otro departamento. Lo único que le faltaría para ser absolutamente perfecto sería tener salida al mar. 

¿En dónde radican esas potencialidades?


El Tolima tiene la ubicación, los pisos térmicos, las calidades de tierra y el agua para ampliar su frontera agrícola en un millón de hectáreas. Su principal potencial es la vocación agrícola, pero para que este departamento pueda volcarse a producir alimentos, el Estado tiene que garantizar una infraestructura para que los campesinos desarrollen esa actividad económica. 
Dentro de esa infraestructura, lo primero es intervenir las vías secundarias y terciarias que, en este último caso, están destruídas en un 99%. La otra posibilidad que tenemos es el turismo. Con ocho millones de personas en Bogotá, muchos de ellos tolimenses, tenemos que crear una infraestructura hotelera, una oferta permanente y aprovechar la riqueza natural, cultural y patrimonial.

¿Cuáles son las líneas de la reforma política que usted propone?


Hay que hacer una reforma política que elimine la circunscripción electoral nacional, porque tenemos 11 departamentos que no tienen representación; que elimine los avales y pólizas para participar en las elecciones municipales, de modo que se libere de la esclavitud a la base de la pirámide política; que los contratistas que lleven dos años o más en una misma entidad y función los incorporen a la planta de personal. Además, también hay que crear mecanismos que garanticen que la contratación sea transparente. Todo el mundo sabe y normalizó que los contratistas tienen que pasarle plata a los políticos para que les den contratos.

Una reforma así será complejo sacarla adelante con un Congreso parecido al de hoy…


Tenemos que liberar de la esclavitud política al Tolima y Colombia. Si los sectores vitales de esta sociedad se dejan atemorizar, inclinan la cabeza y ceden a la presión de la politiquería, apague y vámonos. Hay cosas frente a las que no se pueden hacer concesiones. Si se claudica en eso, los costos que se pagan son altísimos y nocivos. El Tolima ha pagado costos por la politiquería y los sigue pagando. Yo voy al 13 de marzo con una tranquilidad de conciencia enorme, porque creo que estamos ayudando a un debate de ideas y la controversia temática, porque no nos ha temblado la mano y la voz para hacer las denuncias.

Las correcciones y apuestas del Nuevo Liberalismo

En términos electorales, cuántos votos y curules esperan sacar?


Se estima que cada curul de Senado en una lista cerrada son 140.000 votos, entonces, en ese orden de ideas, con 540.000 se podrían tener los cuatro, pero la apuesta del partido es tener al menos seis curules. El Nuevo Liberalismo tiene una marca antigua, pero se armó en 90 días, desde el 28 de octubre, que se conoció la sentencia que lo devolvió a la vida, y el 13 de diciembre, que se proclamó la lista. O sea, es una campaña de menos de tres meses.

¿Qué diferencia este Nuevo Liberalismo del original?


Me está gustando más este Nuevo Liberalismo que el antiguo. Luis Carlos Galán era un hombre muy por encima del promedio, pero el Nuevo Liberalismo era un partido machista. De los 18 líderes de la Dirección Nacional, todos eran hombres. Este partido corrige esa deficiencia histórica y decidió que la mitad de la lista son mujeres, siendo una de ellas la cabeza de lista. Otra cosa es que en el Nuevo Liberalismo antiguo la mayoría era una élite, pero no había tanta representación de ciudadanos del común. Uno no veía personas como Yolanda Perea, lideresa chocoana que preside una asociación de empleadas domésticas.


¿Qué opina de las críticas de Rodrigo Lara que dice que los Galán usan las peores prácticas politiqueras para convertir el partido en un clan familiar?


Lara creyó que esto era Cambio Radical 2.0., que podía saltar al Nuevo Liberalismo sin hacer un proceso de deslinde y amojonamiento. El Nuevo Liberalismo regresó para ser diferente, no para ser más de lo mismo. Una de las cosas que se ha dicho en contra es que es mezquino porque no hizo lista con la Coalición de la Esperanza, pero es que ahí no hay un equipo y miren todas las dificultades que han tenido. Acá se sacó una lista cerrada para que esto fuera un proyecto político y no un equipo de rivales.

Dentro y fuera de la Coalición Centro Esperanza Galán ha reconocido que el centro político no ha generado tanto entusiasmo como quisieran. ¿Qué cree que ha pasado?


Me preocupa que el exceso de consultas presidenciales está invisibilizando el foco principal del debate del 13 de marzo, que realmente es el Congreso, que es donde están los males del país y es el principal escenario de deliberación política. Lo que realmente me preocupa es que vamos a tener abstención. La Coalición Centro Esperanza tiene una buena intención pero no ha logrado construir una visión conjunta y sólida que seduzca.

¿Saldrá a relucir el ‘tolimensismo’?

¿Cree que esta vez tolimense si va a votar tolimense al Senado o nos quedaremos de nuevo con baja representación?


El único partido que tuvo en cuenta al Tolima es el Nuevo Liberalismo, que nos dio el cuarto renglón en una lista cerrada. Me siento honrado de ocupar esa posición. Es la oportunidad de que el Tolima tenga un senador de ideas liberales y que represente a una región que ha tenido peso histórico y que no puede seguir rezagándose. 
Aquí ningún costeño, huilense o bogotano va a resolvernos los problemas. La ciudad está inundada de vallas con apellidos de gente que es la primera vez que viene. Los problemas del Tolima los tenemos que resolver los tolimenses y por eso invito a que pongan en valor la apuesta que ha hecho el Nuevo Liberalismo de tener en cuenta al Tolima y darle un renglón de preferencia.

¿Ya limó asperezas con Mauricio Jaramillo?


Yo no tengo un problema personal con nadie. Lo que no me pareció bien de él y del resto de dirigentes políticos es que en lugar de buscar una fórmula para que el Tolima tenga una representación al Senado, tomaron un atajo y se deslizaron a buscar candidatos de otras regiones que no volverán y que, además, están comprando líderes. En vez de ser despensa de alimentos, nos convirtieron en despensa electoral. Las casas políticas equivocaron la estrategia, porque estas elecciones adquirieron unos perfiles regionales. Estamos viendo una especie de primarias anticipadas de lo que va a ser 2023. Uno no puede ir a ese escenario con candidatos foráneos.

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Credito
Redacción EL NUEVO DÍA

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