El oÃdo es un órgano complejo que se desarrolla principalmente durante la gestación. La audición de un bebé neonato es vulnerable a muchos factores, lo que hace que la pérdida de audición sea una de las deficiencias de nacimiento más comunes.
Explica Adriana Rivas, médica especialista en audiologÃa de la clÃnica Rivas, que de cada mil niños, tres o cuatro nacen con problemas auditivos. Cerca de la mitad de estos casos se deben a una predisposición genética.
Precauciones
Las futuras madres pueden tomar ciertas precauciones para disminuir el riesgo de la pérdida de audición no genética durante la gestación:
-Lavarse las manos con frecuencia ayuda a prevenir infecciones o un herpes. Cuando se transmite de la madre al hijo durante los primeros tres meses de embarazo, este virus puede producir pérdida de audición en el neonato.
-Dejar de fumar es otra precaución importante. Este hábito puede influir negativamente en el desarrollo de la cóclea en el oÃdo interno.
-Evitar el ruido excesivo. El ruido puede dañar la audición del bebé antes de nacer.
Programas para la detección de la pérdida auditiva
En muchos paÃses se han establecido programas universales para la detección de la hipoacusia en recién nacidos durante las últimas dos décadas. La intervención temprana es fundamental para el desarrollo del habla del niño, además del desarrollo educativo, social y emocional, según indica la doctora Rivas.
“Todos los recién nacidos sin excepción deben ser examinados antes de cumplir el primer mes de edad y tener un chequeo cada tres meses hasta alcanzar el primer semestre de vidaâ€. Incluso, asegura la doctora, el mejor momento para identificar la pérdida auditiva de un recién nacido es en los cuartos de neonatos y clÃnicas de parto, justo antes de que el bebé sea dado de alta.
Actualmente, se utilizan dos tipos de procedimientos para examinar la audición de los reciente nacidos; el primero se denomina “respuesta auditiva al tallo cerebral†y se realiza colocando sensores en la cabeza del bebé e introduciendo sonidos en los oÃdos del pequeño a través de audiófonos, una computadora mide la respuesta del tallo cerebral.
El segundo procedimiento se llama “emisiones otoacústicas†y se hace introduciendo un pequeño micrófono en el canal auditivo del menor que mide los leves sonidos que emite el oÃdo interno cuando recibe ondas sonoras externas.
Ambos exámenes se efectúan en cinco minutos, pueden hacerse mientras el niño duerme y no provocan dolor alguno.
Los médicos sostienen que una detección temprana de la pérdida de audición permite corregir fácilmente los defectos, mejora el habla y la comprensión de lectura.
Cuando el daño se produce, las pruebas para la detección de la hipoacusia, en recién nacidos, pueden asegurarle una intervención y atención temprana.
Credito
EL NUEVO DÍA
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