Existe un fenómeno particular que se da con el clima: uno es la temperatura que se registra y otro la forma como uno la percibe y a esto llamamos sensación térmica.
Ya empezó la carrera por las nuevas elecciones en las cuales escogeremos las autoridades regionales, es decir: gobernadores, diputados, alcaldes, concejales y ediles lo cual nos permitiría buscar los mejores en medio de esa cantidad de personajes que, como buenos candidatos y con el propósito de ganarse nuestro voto, prometen el oro y el moro solo que al salir elegidos se olvidarán de sus electores para dedicarse a hacer su propio negocio que en el fondo es lo que buscan con tanto empeño.
Nuestros legisladores expertos en meter micos dentro de las leyes que expiden acaban de incluir un orangután al aprobar la Ley 2306 del 31 de julio “por medio de la cual se promueve la protección de la maternidad y la primera infancia, se crean incentivos y normas para la construcción de áreas que permitan la lactancia materna en el espacio público y se dictan otras disposiciones”.
Colombia se ha convertido en un paraíso para la criminalidad por la incapacidad del Estado de impedir y reprimir los actos delictivos que se han transformado en un paisaje social permanente.
La ley 2101 de 2023 estableció que a partir de mañana 15 de julio la jornada máxima legal que un trabajador colombiano debe laborar será de 47 horas semanales y no de 48 como hasta ahora estaba previsto.
Se cayó la reforma al régimen laboral colombiano pero se salvó la generación del empleo; no nos cansaremos de decir que lo presentado por el Gobierno no era un proyecto de ley sino un pliego de peticiones en el cual el empleador terminaba perjudicado, no se generaba ningún puesto de trabajo, solo se beneficiaba a quienes ya tenían un contrato y los sindicatos que terminaban altamente favorecidos, en desmedro de quienes generan las fuentes de trabajo.
Hay momentos en la vida de los hombres que terminan prestándose para participar en hechos bochornosos que trascienden la importancia de un acto solemne para convertirlo en una ridiculez.
Como dicen por ahí: “Mucho tilín y nada de paletas”; eso es lo que está sucediendo con las reformas que el actual gobierno trata de implementar pues, en nuestra opinión, fueron tan equivocadamente presentadas por los encargados de hacerlo que terminaron por despertar el rechazo generalizado de las mismas.
Visto desde afuera, el funcionamiento de nuestro gobierno es una auténtica oportunidad para que la corrupción actúe descaradamente, como nos está pasando a los colombianos que ahora la hemos convertido en parte del paisaje sin que ya ni siquiera nos escandalicemos.