En 50 centímetros cuadrados se siembra una mata de tomate

La agricultura urbana propone ocupar de la manera más eficiente los espacios con el fin de establecer un cultivo. Un cilantro se puede sembrar en 10 centímetros cuadrados, lo que significa que varios podrían estar en una matera, y en una era de un metro por tres de largo es posible plantar todo un policultivo.

Una planta de tomate dura 60 días en dar cosecha y otro tanto aportando frutos. Es más, se pueden recolectar ente cinco y seis kilos de bayas jugosas.

En el mercado, un kilo de tomate puede valer mil pesos en época de abundancia, pero cuando hay escasez supera los dos mil pesos.


Lo anterior significa que perfectamente una mata de tomate le puede significar un ahorro aproximado de 10 mil pesos a una familia que habite en la ciudad cuando esa legumbre no se encuentra en el mercado.


Lo interesante es que esa planta se puede sembrar en 50 centímetros cuadrados; es decir, el mismo espacio de una baldosa.


Para Rainiero Céspedes Ramírez y Oto Hugo Ríos Garrido de la ONG Zuaquetzal, la agricultura urbana es una alternativa de producción real que permite, incluso, cuando se tiene planificada y estructurada, la subsistencia de la familia en la exigente ciudad.


Para el ingeniero agrónomo Ríos Garrido lo interesante es que se puede trabajar agricultura biológica, lo que conlleva al consumo de alimentos sanos y sin contaminantes químicos.


“Es un método muy sencillo que lo puede realizar desde el ama de casa hasta un niño, ya que es una actividad integradora y de enseñanza cultural”, agregó.

    
Espacios perdidos
Céspedes Ramírez considera que en las casas de la ciudad existen espacios donde se cuenta con sol y lluvia y sin embargo están vacíos; mientras adquieren las hortalizas y las legumbres en los grandes almacenes de cadena sometidas a los precios determinados por la ley económica que delimitan la oferta y la demanda.

En un área de dos metros cuadrados se puede tener todo un policultivo que incluye cilantro, perejil, rábano, lechuga, albahaca, habichuela, pepino, pimentón y una planta de flor fuerte, como por ejemplo, la amapola silvestre que ayudará atenuar la presencia de plagas e insectos.


“El policultivo por sí solo es inmunológico. Las plantas se defienden las unas y las otras, y como es una pequeña siembra es poco factible un ataque fuerte de plagas y enfermedades”, agregó Ríos Garrido.


Pero, si se tiene la posibilidad de tener una huerta de cinco metros cuadrados, allí se le puede agregar auyama, calabacín, berenjena, pepino, melón y hasta una planta de maíz, yuca y papaya.


“Es toda una diversidad que se puede tener en pocos metros cuadrados y que de paso, proporciona parte de la seguridad alimentaria de un familia en la ciudad”, agregó.

Para los directivos de Zuaquetzal, quienes llevan más de 15 años trabajando en agricultura urbana y ecológica, en la “ciudad se desperdician los espacios que se pueden aprovechar en la producción de alimentos, que a su vez, podrían ser ornamentales y didácticos, pues les permite a los niños tener de cerca, por ejemplo, cómo se produce un maíz, ese que ni siquiera ya está en su imaginario y que es parte del patrimonio cultural de este paísw”, agregaron.    

Método fácil
Ríos Garrido dijo que para establecer una pequeña huerta no hay que ­recurrir a grandes tratados.
Se inicia con el repicado del terreno con el fin de soltarlo y airearlo. Luego se le aplica cal dolomítica para bajar su acidez y efectuarle una especie de purga, contra hongos y patógenos.

Igualmente se le adiciona e incorpora materia orgánica como lombrinaza, caprinaza o estiércol de ganado, unos 10 días antes de la siembra.


Hay que humedecer el terreno, más no encharcar.


“Existen empresas que le venden el kit para la huerta. Si lo quiere hacer con semillas o bien con plántulas”, agregó.

Por ser una huerta pequeña, los materiales se deben sembrar revueltos con el ánimo de tener un policultivo.
“Es fundamental sembrarle una aromática fuerte para que ejerza el control de plagas, que puede ser la ruda”, agregó. Al cultivo se le debe echar un vistazo diario.

Según el profesional, cuando las plantas son sanas y están bien alimentadas, son mucho más resistentes al ataque de enfermedades.


Compostaje
El compostaje es un método antiquísimo utilizado por los ­antepasados en sus zonas de producción. Los mayas e incas por ejemplo, fueron diestros en su uso debido a su don agrícola.

Ríos Garrido argumenta que ­mediante esa tecnología se obtienen los abonos orgánicos que necesita la huerta y que se pueden producir al lado de ella con todos los elementos biodegradables que se produzcan en la casa, como por ejemplo, residuos de jardín y cocina.


“Sólo hay que hacer un montón con los residuos a los que se les adiciona estiércol de ganado, gallinaza o caprinaza. Se hace una solución con melaza para darle energía a los microorganismos que se encargan de descomponer todos los elementos y se le adiciona roca fosfórica”, agregó.


Ese montón se tapa con un plástico negro para aumentar el calor y ­acelerar el proceso de descomposición; a los ocho días se voltea con el fin de airear y darle más vitalidad a los microorganismos.

Los malos olores no se dan. Ese montón se voltea varias veces y en 45 días ya se obtiene el compost que es “similar a la capa de bosque” ideal para la agricultura.

Credito
MARCO A. RODRÍGUEZ PEÑA

Comentarios