En marzo pasado, la población ocupada en el país fue de 20,8 millones de personas, mientras que la desocupada alcanzó los 2,2 millones de colombianos.

Según el Dane, las ciudades que presentaron menores tasas de desempleo fueron Barranquilla (8.4%); Cartagena, (8.8%); y Bucaramanga (9.4%); mientras que las de peor posición en el período enero - marzo fueron la fronteriza Cúcuta, Pereira y Armenia.

El indicador de empleo evidencia el auge que han tenido varias ciudades del país, mientras que otras se mantienen en condiciones complicadas para sus economías. ¿Cuál es el aspecto real de la economía de esas ciudades que lideran la lista y de las que ocupan los últimos lugares de la fila?

Lo cierto del caso es que este es uno de los datos que muestra las asimetrías que tienen algunas ciudades en materia de crecimiento y el momento crítico que viven esas capitales y del que no han podido salir. En contraste, otras mantienen una senda de desarrollo constante, lo que se traslada en calidad de vida para sus habitantes.

De acuerdo con Planeación Nacional, si bien el crecimiento económico no es garantía para alcanzar los objetivos de progreso social, o de reducción de pobreza e inequidad, sí es un requisito fundamental para alcanzarlos.

Prueba de ello es lo que ha venido ocurriendo con Bucaramanga, que desde 2008 muestra una constante en su crecimiento y según varios analistas, la convirtieron en referente en algunos aspectos incluso por encima de grandes urbes como Medellín, Cali o Barranquilla.

De acuerdo con el Dane, en el 2013 Bucaramanga tuvo apenas un 10.7% de nivel de pobreza, una tercera parte del promedio nacional. Además registró una tasa del 1.2% de pobreza extrema, la menor incidencia negativa de todas las regiones, donde la media fue del 9.1%.

¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué ocurre esto en Bucaramanga mientras que su vecino Cúcuta registra las peores cifras?

Para resolver estas y otras inquietudes basta con observar sus principales cifras.

Recomendaciones

De acuerdo con el Departamento Nacional de Planeación, para reducir esta situación de inequidad, Colombia necesita

garantizar una tasa de crecimiento potencial de 6 por ciento o más de manera sostenida y sostenible social y ambientalmente.

Para lograrlo se requiere avanzar en tres

ejes fundamentales: (1) la innovación;

(2) la política de competitividad y de

mejoramiento de la productividad; y (3)

la dinamización de sectores “locomotora” que, a través de su impacto directo e

indirecto, lideren el crecimiento y la generación de empleo.