Capacidad y disposición al riesgo

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Al diseñar portafolios de inversión, una de las variables más importantes (que quizá sea la más relevante) es el riesgo,generalmente entendido como la volatilidad que pueden presentar los retornos potenciales del portafolio.

La premisa básica dice que si usted es una persona joven, puede tomar mayor riesgo, mientras que si es una persona mayor, debería tomar menos riesgo. Sin embargo, este concepto no puede ser tomado de forma absoluta, vamos a ver el porqué.

Suponga dos personas iguales, en un caso extremo gemelos, que tengan la misma edad. Para nuestro efecto, diremos que ambos tienen 35 años. Sí, son personas jóvenes, que hasta su fecha de retiro tienen por delante cerca de 30 años, lo que nos llevaría a pensar que pueden tomar posiciones de riesgo dentro de sus portafolios. Pero, como mencioné antes, esto no es absoluto.

La capacidad y la disposición a tomar riesgo son dos cosas muy diferentes. Puede que nuestros gemelos tengan la disposición, ambos, de tomar riesgo. Si uno de los gemelos es soltero, con un ingreso estable, sin deudas y con un monto de ahorro alto, su capacidad de tomar riesgo es, también, muy alta. Pero si el otro gemelo tiene ingresos variables (ej, provienen de comisiones por ventas, donde un mes puede ser muy alto y al siguiente muy bajo), tiene deudas periódicas (suponga que tiene dos hijos en el colegio y, además, debe pagar el crédito de vivienda), y su ahorro es moderado, su capacidad de tomar riesgo es baja.

En el ejemplo anterior, son claros varios elementos: puede que a los dos les gusten las acciones, pero para el segundo no es recomendable la toma de riesgo. Él debería optar por la estabilidad y que sus recursos estén relativamente seguros, pues si algún día por X o Y motivo pierde su trabajo, debe cubrir con sus ahorros los gastos periódicos. El gemelo uno puede tomar todo el riesgo, pues es más que claro que sus obligaciones son menores.

Sí, los resultados en el largo plazo serán diferentes. Eso nadie lo duda, pero parte de lo que implica asesorar financieramente a una persona pasa por entender su situación y hacerle entender los efectos de las decisiones tomadas.

De eso se trata todo el tema de asesoría: de asesorar (suena redundante, pero esa es la esencia). Aunque al gemelo número dos le gusten las acciones, se debe hacer notar que no es lo más recomendable, dada la situación a la que se enfrenta. Y tener claro, muy claro, que disposición y capacidad no son la misma cosa. De hecho, pueden distar mucho.

Credito
EL NUEVO DÍA

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