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Desde la entrada del nuevo gobierno se ha venido afirmando que el programa “Mi Casa Ya” continúa, aunque la realidad es que no se ha desembolsado el primer subsidio desde hace siete meses que cambió el poder en el país. Esto sumado a que las personas que ya habían aplicado al subsidio el año pasado no han podido recibir sus viviendas a pesar de tenerlas escrituradas.
Una razón del Ministerio de Vivienda es que después de haber revisado el programa desde sus inicios, notó que de los 105 mil subsidios entregados, el 92 % estaban destinados a personas con Sisbén, mientras que el 8 % no. Entonces, por esta cifra menor, la entidad decidió cambiar todo el programa, incluyendo una clasificación por puntajes que hace que las ciudades principales de Colombia tengan menos subsidios, dejando en el limbo a aquellos que ya habían sido aprobados el año pasado.
Pero el problema no termina aquí, porque el Ministerio ahora también propone que el subsidio se calcule sobre el factor de Unidad de Valor Tributario (UVT). En este sentido, se disminuye el subsidio, ya que antes el cálculo era por salarios mínimos, un monto fijo, mientras que el UVT está relacionado con la inflación, algo que lo hace supremamente inestable y que implica un desfase que desfavorece a las familias.
Con esta nueva fórmula de asignación de los subsidios, se incentiva que estos terminen asignados en suelos rurales donde lo único que se logra es alejar a las personas de su derecho a habitar la ciudad, llevándolos a periferias sin saneamiento básico y donde el déficit de vivienda es menor al de las ciudades.
Parece que lo que busca el gobierno es que los colombianos nos devolvamos a las zonas rurales donde no hay servicios públicos, servicios de salud, ni educación, pretendiendo que se abandonen las ciudades principales.
Lo único que el gobierno está logrando es lo que dicen las cifras: que la vivienda de interés social se frene en un 64 % respecto del año anterior y que hoy se necesiten 3.3 billones frente a los 1.5 billones que contempla el Plan de Desarrollo.
Decir que vamos bien es ignorar una realidad en la que la gente necesita una casa ya, pero el gobierno con este nuevo sistema, no la va garantizar.
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