Entre el Partido Liberal y el liberalismo

La idea de la Constituyente liberal y la forma de elección de los participantes a la misma, demuestra el déficit democrático que existe en el Partido.

No asiste sino un puñado de gobernadores, alcaldes, diputados, concejales y ediles recién elegidos que deberán actuar en representación de sus regiones y de quienes comparten su investidura. Los municipios más pequeños donde la democracia y los partidos sólo llegan en épocas de elección, siguen marginados ante la mirada complaciente de muchos.

Asistieron también varias decenas de personas en representación de los militantes del Partido, elegidos en elecciones variopintas, en las que sin duda obraron con gran efectividad las maquinarias para facilitar el acceso de sus miembros a la votación.


En estas circunstancias he defendido la tesis de institucionalizar en el Partido Liberal la dirección única. Los partidos políticos como los barcos necesitan un Capitán que fije el rumbo, la brújula y que ante todo inspire el respeto y la autoridad necesarios para que la tripulación trabaje con disciplina. La jefatura única le ha traído grandes logros recientes al Partido Liberal. Nos permitió sobrevivir a la persecución sin cuartel del expresidente Álvaro Uribe. Además, facilitó la toma de decisiones que hicieron posible acrecentar nuestra fuerza política en las pasadas elecciones regionales y locales.


Para completar la escena, se abre cada vez más la oportunidad de una unificación y el regreso a casa del hijo pródigo, pero que a diferencia del personaje de la parábola bíblica no pasó trabajos en tierra extraña, ni vuelve arrepentido, sino que disfrutó de los beneficios del régimen anterior y en un cálculo estratégico gobiernista saca a relucir su origen liberal. La dirección colegiada que elegimos hoy en el Partido nos pone en serio riesgo de tomar el camino del Partido Conservador. A merced de una dirección plural el Conservatismo se he vuelto invisible en su liderazgo. Los resultados de octubre son la consecuencia lógica del rumbo escogido por el Partido Conservador.


Esta conducta perpetúa ante la opinión pública la imagen de que nuestro Partido tiene la tentación de volver a la lógica frentenacionalista de ganar a toda costa, aislándose del sentir y voluntad del pueblo liberal que aspira interpretar.


Lo terrible de estas fiestas democráticas es que la euforia hace perder de vista lo estructural: las ideas y los ciudadanos. Confiamos en que el Congreso Programático de abril del año entrante, tenga mayor preparación, amplitud y objetividad. En este Congreso debemos analizar cómo los partidos en las democracias consolidadas tienden a renovar su institucionalidad, a fomentar la lista cerrada y las consultas internas.


El Partido deberá hacer grandes esfuerzos para que las nuevas tecnologías de la información sean una herramienta fundamental en el Congreso Programático y darle así la mayor participación posible a quienes militan o al menos simpatizan con la causa liberal. El reto en una frase es reconciliar al Partido Liberal con el Liberalismo Nacional.


No quiero terminar esta columna sin manifestar mi saludo de condolencia a la familia de Leydy Rocío Morales Osma y de las demás personas que murieron bajo el alud entre Bucaramanga y Tona. Así mismo, reiteramos nuestro apoyo a todas las víctimas de la ola invernal.


(*) Senador

Credito
JUAN MANUEL GALÁN P. (*)

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