Clivajes de la paz

Hugo Rincón González

El empeño por consolidar la paz en Colombia es el sueño de la gran mayoría de los colombianos. Desde los territorios que son afectados por la reactivación de la violencia se espera que este anhelo se vaya consolidando y que logremos superar las dificultades que hoy se presentan. Si uno escucha las voces de las personas, líderes y lideresas de esas zonas azotadas por el reciclaje de la confrontación armada, permanentemente exigen al gobierno que garantice la seguridad y especialmente el derecho a la vida que se encuentra seriamente amenazado.
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Preocupa el asesinato sistemático de los excombatientes de las Farc que le apostaron con su reincorporación a la vida civil, a construir un país mejor dónde ojalá se pueda lograr la aspiración de que la política no esté vinculada con las armas. Según las cifras que se conocen, ya van 252 excombatientes que han caído asesinados, sin que se conozcan los autores materiales e intelectuales de los mismos. Si nos atenemos a lo que dice el gobierno, los causantes son las disidencias de las Farc y los diferentes grupos armados que campean en los territorios sin que el Estado pueda controlarlos.

Intranquiliza que en este proceso de paz no se haya logrado la circunscripción especial para las víctimas. Más de una vez se ha tramitado en el Congreso y, quienes se oponen a la misma, despachan la discusión afirmando que estas curules irán a parar en las manos de las Farc. Se buscaba que los más afectados por la guerra que viven en la Colombia olvidada tuvieran una representación y que sus voces fueran escuchadas para que de esta manera se pudieran tramitar sus propuestas.

Alarma que copiosos recursos financieros para la paz aportados por la cooperación internacional sean usados para la propaganda del gobierno del presidente Duque. El escándalo que esto suscitó cuando se conoció esta noticia pasó a segundo plano y simplemente estos dineros tan importantes para consolidar una paz estable y duradera siguen gastándose en el mejoramiento de la imagen del primer mandatario.

Genera sobresalto que el partido de gobierno quiera volver a dirigir su artillería en contra de la JEP, acusándola de generar impunidad mientras que la comunidad internacional reivindica su trabajo y la colocan como un referente en justicia transicional en los procesos de paz. Está por verse si enredarán nuevamente la discusión de la agenda legislativa en contravía de otros temas que el Congreso debería tratar y trabajar.

No obstante, lo anterior que tiene que ver con el clima interno de crispación de sectores en contravía de la paz que contrasta con los vientos refrescantes que vienen del ámbito internacional. Primero, el cambio de la política estadounidense con el presidente Biden, que manifiesta explícitamente su interés en trabajar por la implementación de los acuerdos de paz y la defensa de los derechos humanos. Seguramente esto impactará sobre la política del gobierno Duque que no ha tenido un compromiso integral con los acuerdos y que ha desatendido la urgencia de consolidar la seguridad en los territorios para que cesen las amenazas, asesinato de líderes y las masacres.

Segundo, el renovado compromiso de la Unión Europea que acaba de anunciar que destinará 8,5 millones de euros para el acceso integral a la tierra en Colombia a través del Fondo Europeo para la Paz. Estos recursos serán ejecutados por la Agencia Nacional de Tierras (ANT) como parte del proyecto “Tierra y territorios sostenibles para la paz”, con el que se busca apoyar la Reforma Rural Integral consignada en el Acuerdo de Paz que firmaron el Gobierno y las Farc en noviembre de 2016.

Sin duda la construcción de la paz no está exenta de clivajes. Se necesita mucho tiempo para hacerla real. Sin embargo, si seguimos aunando esfuerzos entre los colombianos que la anhelamos junto con la cooperación internacional, conseguiremos su consolidación por el bien de todos nosotros.

HUGO RINCÓN GONZÁLEZ

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