30 años construyendo un nuevo país

Jaime Eduardo Reyes

Durante estos meses, hasta el 7 de julio, el país reflexionará sobre los logros y fracasos de la apuesta constituyente, surgirán debates y propuestas. Desde esta columna también lo haremos.
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Hace 30 años, después de las elecciones en donde se eligieron a los constituyentes del 91, la Asamblea Nacional Constituyente inició labores en pos de redactar un nuevo contrato social para Colombia. 

El constituyente primario delegó en destacados dirigentes la responsabilidad de redactar la constitución política, en la Asamblea se juntaron experimentados líderes y representantes de diferentes sectores sociales y políticos emergentes. Muchos de ellos tuvieron responsabilidades al interior del Estado durante las décadas siguientes e intentaron construir un nuevo país.

Durante tres décadas este país ha intentado consolidar una nueva nación, se han alcanzado logros y vivido fracasos. 

Sabemos que la lucha contra el narcotráfico fue una de las mayores motivaciones para promover la constituyente y que la constitución buscaba fortalecer institucionalmente al Estado para derrotar los carteles, sin embargo, este fenómeno aún está presente en muchas regiones del país y pareciera que el Estado no encuentra el camino para terminar de una vez por todas con él.

La Constitución modificó el modelo económico, adoptó las tendencias orientadas por los organismos multilaterales, el país asumió el enfoque de apertura y libre mercado buscando mayores eficiencias en estos y así incrementar los niveles de crecimiento económico. Desde esos años muchos sectores económicos no han logrado recuperarse, ni tampoco se han desarrollado nuevos. Como tampoco se ha logrado disminuir la desigualdad regional, ni la inequidad social.

Con la nueva constitución se fortaleció el anhelo regional de alcanzar mayores niveles de descentralización y de democracia participativa, estas surgieron como la gran promesa de empoderamiento y autogestión del desarrollo de las comunidades, pero a la fecha no han logrado consolidarse y por el contrario el país vive un renovado centralismo y la democracia representativa no ha cedido espacio.

El sistema de partidos políticos no ha logrado crear colectividades políticas democráticas, la corrupción se ha establecido como el mayor cáncer de estos, han surgido nuevos partidos que no sobreviven en el tiempo, los partidos tradicionales han perdido espacio y no son opción de poder nacional, los grupos significativos de ciudadanos han aparecido en la escena política pero sin consolidarse.

Los derechos colectivos y del ambiente permanentemente están amenazados, como lo está la biodiversidad y los recursos naturales. Las presiones de multinacionales por extraer los recursos no renovables cada día es más fuerte.

Finalmente, otro tema que permanentemente esta en discusión es el Estado de Bienestar, los sistemas de salud y educación no han logrado madurar ni cumplir con las demandas sociales de un estado social de derecho.

Así las cosas, parecieran ser más los fracasos que los logros, sin embargo, lo importante es aprovechar estos meses para proponer políticas que revitalicen los propósitos de la Asamblea Constituyente del 91.

JAIME EDUARDO REYES

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