Y de las estrategias para la acción del riesgo qué

Jaime Eduardo Reyes

Gracias a Dios la emergencia que viven decenas de familias ibaguereñas por causa de la creciente del Río Combeima no reportó la pérdida de vidas humanas, el desastre, en cifras de la Alcaldía, por la emergencia se contabilizaron 180 familias afectadas y se determinó que 60 viviendas quedaron en riesgo y otras 40 totalmente destruidas. La solidaridad de los ibaguereños se ha hecho sentir y los organismos de atención han hecho la tarea. Bien por la atención de desastres. Sin embargo, es totalmente reprochable la gestión del riesgo.
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Los últimos gobiernos de Ibagué han sido negligentes, han sido permisivos, no han actuado,

han pecado por omisión frente al riesgo por remoción en masa y avenidas torrenciales. El POT de 2014 establece con claridad, en sus artículos 41 a 44, los estudios, análisis y estrategias para la acción de gestión de riesgo.

Los estudios de “Amenaza, Vulnerabilidad y Riesgo de la Cuenca Combeima” están incorporados al POMCA del Río Coello -acordémonos que el río Combeima hace parte de la cuenca del río Coello- recientemente actualizado en 2019. El CONPES 3570 y los estudios realizados por Cortolima y otras entidades definieron una serie de actividades, retomadas por el POMCA del río Coello, estableciendo perfiles de proyectos que son vinculantes para los actores territoriales, tales como adquisición de predios para conservación, cambios de uso del suelo, diversificación de procesos productivos, obras de control de erosión, obras de mitigación de riesgos como obras de contención y control de cauce etc. 

Así las cosas, existe el desarrollo normativo suficiente que implican elementos vinculantes

para los operadores de las normas y reglamentaciones de ordenamiento en Ibagué tales como la secretaría de Planeación Municipal, Curadurías, Secretarías de infraestructura y Desarrollo rural.

Ha faltado control y vigilancia en vista a la proliferación de “nivelaciones topográficas” (rellenos), construcciones informales, procesos de tala indiscriminada, siembra de cultivos limpios, socavación para captaciones de agua ilegales, minería (gravas y arenas) entre muchas otras actividades antrópicas que han deteriorado la ronda hídrica y su entorno.

Además, no se puede perder de vista que la pobreza también promueve situaciones como

las que actualmente se están viviendo. La falta de una estrategia de reubicación y de ocupación de terrenos post reubicación permite la ocupación de las rondas del río. Se han reubicado personas que vivían en zonas de riesgo, pero la Gestora Urbana no ocupó los predios. Faltaron acciones rápidas para intervenir con parques o bienes públicos. A la fecha, la ciudad no tiene como recuperar la ronda izquierda del río Combeima. Es lamentable que se esté hablando de mantener asentamientos de familias en estas zonas. No hay duda que existe una falla institucional, hace rato se debió haber intervenido las zonas reubicadas, no se recuperó la ronda y hoy tenemos los resultados.

Por supuesto, la pregunta obligada para la actual administración municipal es ¿sólo se atenderá la emergencia o además se tomarán cartas serías sobre la gestión del riesgo?

 

JAIME EDUARDO REYES

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