La reforma pensional

En entrevista concedida a Yamit Amat, Luis Carlos Villegas, presidente de la Andi y del Consejo Gremial, se derritió en loas al estado actual de la economía, a la cual calificó de “joya de la corona para el capital extranjero y para el inversionista”, pues el comercio exterior creció 38.39 por ciento hasta octubre, en lo cual solo fue superada por la India.

Pero al tiempo que se mostró tan encomioso ante tales resultados, se diluyó también en lágrimas porque, según sus cifras, el sistema pensional no cuenta con los recursos que lo hagan viable, lo que obligará a aumentar las semanas de cotización del trabajador, postergar su edad de jubilación e incorporar al sistema a los trabajadores informales y a los que trabajan en jornadas parciales, incluso por horas y en contratos civiles. A todas estas linduras propuso agregarles otra reforma que disminuiría 10 puntos al impuesto de renta.

Se trata de una manera de ver la economía siempre con ventaja para el capital privado y sin ningún beneficio para los trabajadores. Como de lo que con estas declaraciones se trata es de ambientar la discusión sobre la nueva reforma pensional, a los trabajadores solo nos resta prepararnos, ya que solo el grado de beligerancia con que le salgamos al paso será el que determine el resultado al que finalmente lleguemos.


Por su puesto que el actual régimen merece grandes cambios, luego de los enormes deterioros que ha sufrido. Pero ese cambio no puede orientarse a la desaparición del régimen de prima media ni al incremento del valor de los aportes mensuales o de las semanas de cotización; tampoco a una nueva elevación de la edad de jubilación ni mucho menos a la disminución de la cuantía de las mesadas o del número anual de estas.


Más bien, y para ser sincera, la discusión debería versar sobre las relaciones económicas que se están dando entre el capital y el trabajo. Allí nos encontraríamos con otro tema, el del grado de participación de los trabajadores en ese extraordinario desarrollo tecnológico que hace que cada vez sea mayor la masa de inventarios que se producen con el mismo esfuerzo productivo de antes y que es lo que le produce tantas alabanzas al doctor Villegas.


Lamentablemente, una discusión sobre cómo acceder a ese derecho requiere de unas condiciones que en Colombia no existen, porque los trabajadores no hemos alcanzado el grado de desarrollo que se requiere para hacerles entender a los personeros del establecimiento que las utilidades del aparato productivo no pueden ir solo a sus bolsillos, pues para generarlas se requiere de la participación protagónica de los trabajadores.

Credito
RODRIGO LÓPEZ OVIEDO

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