Terror en Pradera

El criminal atentado terrorista en Pradera (Valle) no debe olvidarse tan fácilmente ni desvanecerse en el torbellino diario de noticias. No. Es un hecho grave que se debe no sólo rechazar y condenar sino también investigar y castigar con total severidad. No hacerlo sería un acto de injusticia e insolidaridad con las víctimas y permitir que el país quede expuesto a más actos canallas como éste y que a consecuencia de ello se liquide el actual intento de paz. El acto terrorista de esta semana no puede dejarse pasar, pues, como un atentado más.

El Gobierno ha responsabilizado a las Farc. Motivo por el cual éstas deben pronunciarse. Lo de Pradera no fue un acto de guerra, fue un acto de terrorismo. Deben decirnos con claridad y franqueza si son o no las autores, y si lo son debería castigar a los responsables o entregarlos a las autoridades. El atentado es una violación a las normas de la guerra consagrada en las convenciones internacionales. Si esta fue la forma de indicar que terminaba la tregua lo hicieron de la peor manera. Nunca el terrorismo les ha permitido a los revolucionarios ganar una guerra en ninguna parte del planeta. ¿Es ésta la forma de ganarse los corazones y las mentes del pueblo? Vaya manera de hacerlo. Como lo dijo el presidente Santos, el atentado es un acto torpe y demencial. Más que fortaleza militar lo que demostraría es debilidad. Las declaraciones preliminares del señor ‘Rodrigo Granda’, uno de los delegados de las Farc en La Habana, no ayudan. Dijo que el grupo guerrillero, como norma, “no ataca a la población civil”. Que si el ataque fue de las Farc, el blanco era la Fuerza Pública. “Iban seguramente sobre un cuartel de la Policía o detrás de alguna patrulla militar”.

Por otra parte, creo que aquí surge también una obligación para el Gobierno, cual es la de enseñarle al pueblo colombiano las pruebas en que se basa para afirmar que fueron las Farc. Sorprende la velocidad con la que hicieron la investigación para concluir que el responsable era Leonel Paz, jefe de la columna Gabriel Galvis del sexto frente de las Farc. No basta con la afirmación del ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, porque este tipo de declaraciones son de manual. Es conveniente que se muestren los resultados de la investigación, aquí no vale apelar a la reserva o el secreto. Los colombianos tenemos derecho a que se investigue, individualice y castigue a los responsables, y a conocer el resultado de la investigación. Lo que está en juego, repito, es el proceso de paz mismo. Este es un asunto muy serio. Si es verdad que fueron las Farc y estos atentados van a continuar, me parece que en La Habana (Cuba) estamos perdiendo el tiempo y marchitando una esperanza.

Hay que censurar también el oportunismo del candidato uribista, Óscar Iván Zuluaga, quien fue a Pradera para hacer un video tratando de rentabilizar electoralmente la tragedia. Lo correcto no era tratar de conseguirse unos votos cabalgando sobre el dolor de los habitantes de Pradera sino hacer causa común con el Gobierno para exigirle claridad a las Farc y condenar el hecho. Sinceramente, da grima ver un candidato presidencial en esa actitud. La fotografía es patética: engominado e impecablemente vestido de blanco, como si fuese para un matrimonio en Cartagena. Debería al menos portar una cinta negra, en señal de duelo. Madrugarle al Gobierno en llegar a Pradera resulta incluso sospechoso. Atacar el proceso de paz y cuestionar la liberación de Julián Conrado en Venezuela prueba que no lo movieron sentimientos de solidaridad sino un barato oportunismo. Mal estamos. Repito: lo de Pradera no se puede dejar pasar como un atentado más. Necesitamos saber la verdad y sólo la verdad.

Credito
GUILLERMO PÉREZ FLÓREZ

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