El camino de la reconciliación

Guillermo Pérez Flórez

Las Farc (la escribo sin mayúsculas porque así se escribirá en el futuro, cuando se transforme en un nombre y deje de ser una sigla) dicen estar listas para transformarse en un partido político. Es una buena noticia. Sin embargo, cambiar las armas por los votos demandará muchos cambios, tanto para el país como para las propias guerrillas. Esto no será fácil, es un camino sembrado de riesgos y temores.

En muchas partes la gente teme a las Farc. Aprender a verlas como un actor político y social más tomará su tiempo. Imagino la reacción de muchas personas al ver a ‘Timoleón Jiménez’, ‘Iván Márquez’ o ‘Pastor Alape’ en un restaurante en el Norte de Bogotá. Se necesita un proceso de aprendizaje y de reconciliación. No se trata de que se les acerquen, les feliciten y les pidan autógrafos. Es solo aceptarles. Hechos tan simples como éste serán una prueba de fuego que en cierta forma medirá el grado de civilidad de la sociedad colombiana.

Hay una anécdota local que puede servir de ejemplo. Junio de 1993, Ibagué, Festival del Folclor, fiesta de gala con orquesta en el Club Campestre. En el centro del salón principal un ex guerrillero baila salsa a la perfección, a pesar de carecer de una pierna y llevar prótesis. Su nombre: Antonio Navarro Wolf, cabeza visible del M19. Por esas dos razones era el centro de muchas miradas. La gente intentaba disimular que lo observaba, él hacía como si no se diera cuenta. No hubo ningún desplante durante las casi dos horas que estuvo, de un momento a otro se esfumó sin que casi nadie lo notara. Esa noche entendí que la paz con ese grupo era una realidad. Claro que para ese momento ya Navarro había sido ministro de Estado y Constituyente.

Ahora bien, las Farc también tienen temores. Y si hemos de ser sinceros, temores fundados. No es solo el antecedente de la Unión Patriótica lo que cuenta, sino los cientos de antecedentes en nuestra historia sobre guerrilleros que cayeron asesinados tras abandonar las armas. De hecho, esos temores acompañaron al M19 durante años. Recuerdo el libro de Patricia Lara, ‘Siembra vientos y recogerás tempestades’, allí los dirigentes del ‘M’ hacían alusión a los asesinatos de los guerrilleros liberales de los años 50 que se desmovilizaron, comenzando por el de Guadalupe Salcedo.

El temor, la desconfianza, la prevención y el resentimiento presidirán el tránsito hacia la paz. Por eso creo que es necesario construir confianza y escenarios que posibiliten la reconciliación. Este proceso hay que comenzarlo tan pronto como sea posible, no sé si incluso antes de la firma final. ¿Quién puede abocar esta tarea? Toda persona que pueda y quiera, siempre que lo haga de manera sincera y respetuosa.

Entre más pronto las Farc hagan dejación de las armas y renuncien definitivamente a su uso, más pronto comenzará este proceso, que será tan largo y difícil como lo quieran los corazones de los colombianos.

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