La movilidad, un desafío para Ibagué

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Una dura polémica se generó en días pasados por la posible implementación de la propuesta de ampliación de la medida de pico y placa, todo el día y en toda la ciudad. Aunque la Alcaldía ya le puso punto final a esta discusión, asegurando que por ahora no se pondrá en práctica y que más bien se ejecutaran diversas acciones para mejorar la movilidad, lo cierto es que el rápido crecimiento de la ciudad ya nos está dando campanazos de alerta frente a temas sustanciales que deben ser tenidos en cuenta en el acelerado proceso de desarrollo en el que se encuentra Ibagué.

Uno de ellos es precisamente la movilidad, que pareciera que nos está quedando grande. La encuesta de percepción ciudadana “Ibagué Cómo Vamos”, muestra altos porcentajes de insatisfacción por parte de los ibaguereños frente a aspectos esenciales de la movilidad como por ejemplo la semaforización de vías (38%), señalización (45%), paraderos (50%), cebras para paso peatonal (47%), organización y control del transporte público (45%), y el estado de las vías (57%), entre otros.

Adicionalmente en la ciudad se vienen presentando procesos de urbanización que seguramente exacerbarán las dificultades en la movilidad. Por ejemplo en un sector como la calle 60 entre avenidas Quinta y Ambalá, se está produciendo una excesiva concentración de edificaciones tanto de uso residencial como comercial, que seguramente en poco tiempo harán colapsar la capacidad de esta vía que atraviesa transversalmente la ciudad, y que por cierto no tiene sino 2 carriles en cada sentido.

Algo similar ocurre en sectores que antes parecían periféricos pero que hoy en día están en el centro del desarrollo urbanístico de la ciudad. Por ejemplo en la Comuna 7 (El Salado y sus alrededores), se vienen estableciendo múltiples conjuntos residenciales que en pocos años aumentarán dramáticamente la densidad de la población en esta zona, exigiendo la adecuación de las pocas y deterioradas vías existentes, y sobre todo demandando la proyección de nuevas vías de comunicación. Algo similar ocurre en la comuna 9 (Picaleña y sectores circundantes), en donde igualmente se vienen localizando numerosas edificaciones que en poco tiempo estarán pobladas, lo que muy seguramente causará una fuerte perturbación en la movilidad del sector.

A estos procesos podemos agregarle algo que a mi juicio es uno de los factores de mayor peso a la hora de entender porque colapsan las vías de Ibagué, que es la falta de cultura ciudadana de muchos conductores y peatones, que no le ven problema a parquear sobre vías principales, cruzar las calles por fuera de las cebras, o cruzarse los semáforos en rojo. Eso sin mencionar las peligrosas maniobras realizadas por los conductores de servicio público, especialmente de las busetas.

En consecuencia, reconociendo que este no es un problema de la actual administración municipal, sino más bien un efecto acumulado por no haber previsto que algún día Ibagué iba a crecer en forma acelerada, creo que es preciso actuar de inmediato. Proyectar nuevas vías, concretar el sistema integrado de transporte público, prever los efectos de la densificación poblacional sobre la movilidad, fortalecer la cultura ciudadana y aumentar los controles para evitar las infracciones a las normas de tránsito, quizás puedan ser instrumentos útiles para responder a este nuevo desafío que nos plantea el desarrollo.

Credito
CESAR PICÓN

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