La prioridad de atender la seguridad ciudadana

El debate planteado desde la Casa de Nariño reafirma el interés nacional de formular la visión de un país en posconflicto, de cara a la paz y no a la guerra. Fortalecer la institucionalidad para la seguridad la saca del vaivén del talante del gobernante de turno y la incrusta en los deberes del gobierno sin importar sus dogmas y posiciones políticas.

La crítica que se presenta a esta iniciativa es la del incremento burocrático y presupuestal, posición propia de los defensores del modelo de disminución del Estado, de la regulación y eficiencia presupuestal, olvidando que la primera tarea será la de la reorganización, que no generará mayores costos y sí obtendría mayores economías de escala y eficiencias. 

La seguridad ciudadana es hoy por hoy uno de los mayores retos del Estado Colombiano, no solo por ser uno de los ámbitos de permanente vigencia de cualquier sociedad, sino porque desde que se desmovilizaron paramilitares y algunos guerrilleros se dio inicio a una etapa de posconflicto que presiona la seguridad en las ciudades y centros poblados, el 15 por ciento de estos desmovilizados ha vuelto a la clandestinidad en las bandas criminales. 

Permanentemente se informa a través de los medios de comunicación noticias sobre cómo la inseguridad desborda la tranquilidad; robos y asaltos, microtráfico de narcóticos y drogas ilícitas, pasos millonarios y estafas, están azotando a la gente de bien. También es común escuchar de las autoridades locales los reclamos de aumentar el pie de fuerza para atender las demandas sociales de seguridad y a la par las respuestas de las entidades estatales explicando la falta de recursos y de presupuesto para hacerle frente a dicha situación.

Por eso, cuando el presidente Juan Manuel Santos planteó la semana pasada la posibilidad de fortalecer la institucionalidad para la seguridad ciudadana mediante la creación de un Ministerio de Estado que se encargue exclusivamente de ese tema, abrió un debate que estaba esperando toda la nación y en particular los millones de habitantes que han visto como su seguridad peligra. 

Estando el debate aún en una etapa tan temprana, vale la pena identificar algunos de los temas que deberán contemplarse al tomar la decisión. 

El fortalecimiento de la institucionalidad va mucho más allá de la creación de un Ministerio, se requiere de cambios profundos en las relaciones de los integrantes de un sistema de seguridad nacional y de la formulación de un plan estratégico que defina con claridad la misión tanto del sistema como del Ministerio, de lo contrario la discusión podría abordarse solamente desde la absorción de la Policía nacional por parte del Ministerio del Interior y la separación de esta del Ministerio de Defensa. El Ministerio debe concentrarse en el diseño de políticas, estrategias y planes para enfrentar el delito, conservar la paz y la armonía en sociedad; la reorganización de la Fuerza Pública para el posconflicto dándole carácter civil a la policía; la especialización de las tareas al interior de la Fuerza Pública y la creación de un sistema de seguridad ciudadana, entre otros.

Credito
JAIME EDUARDO REYES

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