Convulsión política y laboral

Los 12 días del traumático paro cafetero se saldaron con consecuencias que tendrán efecto en el mediano y largo plazo que no serán solo económicas sino políticas, sociales y gremiales.

En primer lugar y aunque el gobierno había asegurado que no podía sobrepasar el límite establecido en la oferta de subsidio de 60 mil pesos por carga de café, al verse rodeado y sin margen de maniobra, terminó conciliando con una tajada extra al erario que se calcula en 800 millardos de pesos, que se incrementaría si el precio interno baja de 480 mil pesos por carga.

En segundo lugar, se estableció un peligroso precedente pues quedó claro que lo más efectivo para lograr los propósitos son las vías de hecho. En el horizonte despuntan paros arroceros, cacaoteros y, un poco después, bananeros. En los que participarían algunos de los promotores, auxiliadores y aparecidos en la protesta cafetera, a quienes también les interesa generar alteración del orden por la cercanía de las elecciones. De prosperar la fórmula muy pronto se verán bloqueos de vías de parte de los floricultores, los palmeros y los azucareros con iguales pretensiones e intereses subyacentes.


Otra baja de la protesta la constituye la Federación de Cafeteros a  la que el mismo gobierno - por boca del ministro de Agricultura- le expidió certificado de defunción, pues mostró en la confrontación que carece de ideas y alternativas, que se ha convertido en un apéndice minusválido del gobierno y que las bases, así como otros nuevos actores, no le creen ni la respetan y, mucho menos, se sienten representados por ella.


De ser el más poderoso y respetado gremio ha pasado a ser una pequeña parte del producto nacional, aunque de su producción dependan cerca de medio millón de familias.


Tal parece que el pleito del carbón también está en vía de arreglo. Por un lado y pese a que nunca e consiguió hacer claridad respecto del derrame de carbón de la Drummond en Santa Marta, las afugias gubernamentales hicieron que se clausurar el tema sin explicación y, mucho menos, sanción.


De otro lado la huelga del Cerrejón que ya ha costado 90 millones de dólares está en proceso de acuerdo y Sintracarbón ha mostrado una unidad y una reciedumbre como no se había vuelto a ver en la organización obrera del país; en una empresa con oscuros antecedentes y métodos non sanctos de represión. De seguro será ejemplo para otros sectores en otras negociaciones.


¿Cuánto durará el respiro para el gobierno, luego de la solución de los dos conflictos? Por lo que se ve y avizora, no será muy prolongado. 

EL NUEVO DÍA

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