Se había dicho

Les corresponde a los gobernadores Delgado y Cruz, del Tolima y Cundinamarca, determinar lo que han de hacer con su alianza y coordinar las acciones con el alcalde de Flandes Teléforo Bernal quien, parece ser, el único que no se ha dejado amilanar por las, cada vez, más complejas e insondables determinaciones de la Aeronáutica.

Después de avances y retrocesos, promesas de todas las características, extrañas y cambiantes determinaciones y estudios de prefactibilidad que se ajustan a la voluntad de algunos interesados, han salido las autoridades con una conclusión que era de todos conocida y que no ameritaba emplear un cuarto de millardo de pesos en obtenerla: en Flandes y sus alrededores no hay carga susceptible de ser enviada mediante aeronaves.

No se necesitaba ser experto en logística ni venir de allende el Atlántico para hacer tan lapidario hallazgo.


Más de un lustro llevaban los gobiernos nacionales difundiendo la idea de convertir al aeropuerto Santiago Vila de Flandes en el terminal alterno de carga para Bogotá, pero los vientos cambiaron radicalmente desde cuando a la cabeza de Aeronáutica Civil llegó Fernando Sanclemente- quien de paso no tuvo objeción alguna para patrocinar el descalabro del aeropuerto de Palestina en su departamento con 500 millardos de pesos y redundantes inversiones y cuantiosas inversiones en los aeropuertos de Armenia, Cartago y Pereira. A Sanclemente también puede imputársele gran parte del galimatías en que ha terminado el aeropuerto Eldorado con todos los inconvenientes, demoras y sobrecostos de los que es testigo el contribuyente.


La nueva administración a cargo de Santiago Castro de entrada desechó al aeropuerto tolimense y misteriosamente comenzaron a aparecer alternativas en la Sabana: la primera, un aeropuerto privado que se ha ido construyendo clandestinamente y sobre el que muy poco se sabe; con posterioridad ha comenzado a especularse con el traslado de Catam, la construcción de un aeropuerto de carga alterno y la construcción de otro aeroparque para la aviación privada.


Las condiciones que sustentaron la candidatura del aeropuerto de Flandes permanecen inamovibles: altura sobre el nivel del mar, especiales condiciones del clima, posibilidades de ampliar la pista, relativa cercanía a Bogotá a través de una doble calzada (que además tiene acentuado ese factor respecto de los sembrados de flores), vecindad estratégica con otros modos de transporte que el país tiene la imperiosa necesidad de aprovechar como la navegación fluvial, y  el ferrocarril. Tal parece que a alguien se le olvidó que los aviones no pueden despegar en la Sabana sino con reducido porcentaje de su capacidad de combustible y de carga y que no parece haberse hecho cálculos del valor de la tierra; a más de que no resulta optimista que el país le apueste a que la única carga aérea de exportación sean las flores - un cultivo que tiene que ser subsidiado.


Sin embargo, todo el tinglado era previsible y desde estas mismas líneas se advirtió de lo que iba a ocurrir como si existiera un sino trágico en todos los intentos de favorecer la infraestructura aeronáutica de la región.

Les corresponde a los gobernadores Delgado y Cruz, del Tolima y Cundinamarca, determinar lo que han de hacer con su alianza y coordinar las acciones con el alcalde de Flandes Teléforo Bernal quien, parece ser, el único que no se ha dejado amilanar por las, cada vez, más complejas e insondables determinaciones de la Aeronáutica.
    

EL NUEVO DÍA

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