El municipio de Mariquita está en llamas, y no precisamente por los incendios forestales que se han presentado los últimos días en el departamento. Los problemas de orden público han sido una constante en lo corrido de este año, y a la fecha, ya van 16 homicidios presentados allí, tanto así, que algunos ya han venido catalogando a Mariquita como el municipio más violento de la región.
Al parecer una lucha de bandas criminales instaladas en ese municipio, y que tendrían accionar delictivo en el importante corredor vial del departamento que conecta con Flandes, serían los responsables de las muertes por sicariato presentadas en este 2018, incluyendo las ultimadas el pasado fin de semana.
Lo lamentable del asunto, es que en lugar de que los primeros asesinatos cometidos este año, alertaran a las autoridades tanto departamentales como locales, aquello lo que hizo fue que se incrementaran los problemas de seguridad, ante la mirada pasiva de algunos, incluido el mismo alcalde del pueblo, Alejandro Galindo, quien en plena crisis, aparentemente de ingobernabilidad y falta de mano dura con dichas situaciones, prefirió irse fuera del país, atendiendo la invitación de la asamblea de Caldas, para “estrechar lazos” con España y la India.
Pese al rechazo de algunos cabildantes, y de la comunidad en general, que poca estima a Galindo por cuenta de la estafa que llevó a cabo su esposa con los lotes fantasma, que le quitó los ahorros de la vida a muchas familias pobres del pueblo, con la promesa de una vivienda que nunca se concretó; el alcalde fue autorizado por la mayoría en el Concejo, para que se fuera a dar un respiro, de tan angustiosa situación. Para colmo de males, el comandante de la Policía del pueblo, según denuncias, fue sustituido, y dicha decisión hace que no se tenga continuidad en los trabajos de investigación.
Es de recordar que hace escasos días, uno de los asesinatos cometidos, se dio justamente en el entierro de un hombre que también había sido acribillado, hecho que dejó además de la víctima mortal, algunos heridos, situación que en su momento fuera comparada por algunos habitantes del municipio, con la violencia de las comunas de Medellín.
Adicional a ello, al parecer, habría una rivalidad por control de territorio entre los barrios Mutis y Los Pinos, generando aparentemente fronteras invisibles, hechos que también explicarían las riñas.
Ante ello, y la oleada de asesinatos en esa zona norteña del Tolima, urge que la Policía no cese con los allanamientos sorpresa y entregue resultados, no solamente para la coyuntura, sino que realmente haya una investigación de fondo, que permita desarticular por completo a los maleantes que se han robado la tranquilidad de aquel municipio, famoso no solo por el pan, los molletes y el granizado de mamoncillo que se consume, sino por el famoso Festival Nacional de Música Mangostino de Oro, que justamente hace pocos días acaba de terminar con gran éxito.
Deja mucho que desear la actitud del alcalde, quien pareció decir “ahí les dejo ese reguero”.
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