UNA ATÍPICA EXCEPCIÓN

Revisando el listado de los ganadores del Premio Nobel de Literatura es posible encontrar algunos mínimos comunes denominadores en los estilos literarios de los galardonados que nos permiten esbozar la ratio decidendi que la Academia Sueca implementa a la hora de fallar. De estas, es fácil desprender algunas evidentes a simple vista, como su predominante favoritismo por la narrativa en detrimento de otros géneros o la, con suerte ahora cambiante, tendencia de preferir a las plumas masculinas de Estados Unidos y Europa por sobre el resto del planeta. Pero hay una línea roja que en Estocolmo parecen no querer cruzar: premiar a la literatura fantástica y, por ello, el caso de Kazuo Ishiguro es tan particular.

Empatados a un tanto

El nombre de Ottessa Moshfegh bien podría engañarnos al evocar en nuestras mentes a la literatura visceral de los Balcanes o las letras bucólicas de la septentrional Finlandia. Más aún, muy seguramente nadie en su primer intento podría adivinar que ella, una de las nuevas voces que mayor expectativa genera entre la crítica global, ha nacido no muy lejos de nosotros, en la urbanita Boston. Yo, como parte de mi cruzada personal por explorar la tradición narrativa moderna de la tan desconocida Europa del Este, también caí en este ardid lingüístico-geográfico y los resultados me tienen tan perturbado como suficientemente interesado como para darle otra oportunidad.

Ciencia ficción premium

Vivo convencido de que, junto con el terror, la ciencia ficción es en la actualidad de los géneros literarios más complejos de abarcar para cualquier escritor. En un mundo que cada vez más se va pareciendo a lo que nuestros antepasados imaginaron que sería el futuro, no es fácil construir una historia con el suficiente enganche que logre escapar de los tropos de siempre. El lector moderno ha avanzado considerablemente en su sofisticación al punto que no basta con lanzarle una invasión extraterrestre por la cara para complacerlo. Hoy se exigen relatos con más elegancia y materia gris, textos que no sólo entretengan, sino que, además, consigan cuestionarte y hacerte reflexionar. Y esto Ted Chiang lo ha entendido como ningún otro.

El amenazado privilegio de explayarse

Haga usted mismo el ejercicio la próxima vez que pase por el mostrador de cualquier librería de camino a la cotidianidad de su vida.

Ese buen ojo asturiano

En el cruce de las calles Manuel García Conde con Argüelles, en la española ciudad de Oviedo, hay un roble solitario que, como un silencioso testigo de la historia, se alza vigoroso y vital en medio de la inhóspita esplanada que flanquea uno de los costados del Teatro Campoamor.

Mi problema con agosto

Hace ya varios años, durante los vacíos ociosos de un otoño sin novedad, alcancé a considerar con preocupante seriedad la idea de hacer un viaje por carretera que zarpara de Nueva York y desembocara en Austin, Texas. Aunque con una pequeña parada técnica en Oxford, Misisipi para visitar la casa-museo de William Faulkner, el propósito de tan rocambolesca travesía por la geografía de Estados Unidos era uno sólo: estacionarme desde muy temprano frente al Harry Ransom Center de la Universidad de Texas y entrar sin invitación para pasar el día entero leyendo “En Agosto Nos Vemos”, la novela inédita de García Márquez que descansaba en sus archivos personales que dicho instituto había comprado años atrás.

Reencuentro y despedida

Con los efluvios del teletrabajo irradiando todavía con fuerza tras los efectos de la pandemia y ante la necesidad casi sanitaria de hacer algo respecto de las decenas de cajas de libros apiladas en mi habitación tras el trasteo desde Bogotá, hace cosa de dos años mi madre decidió optimizar el cuarto de atrás de la cocina construyendo una biblioteca boutique en él.

Estirando el chicle

Llegó el momento que les había anticipado hace ya algunos meses entre una dosis saludable de escepticismo y algunas notas cautas de optimismo. Llegaba la prueba ácida para Andrew Sean Greer y su querido personaje Arthur Less, el ficticio escritor que en 2018 conmovió al jurado del premio Pulitzer a través de sus dilemas existenciales tan comunes como anónimos. Finalmente, y apremiado por haber vencido en su polémica coronación a “A lo Lejos” de Hernán Díaz, el más reciente ganador del mismo galardón, era mucho lo que se esperaba de Greer y su secuela “Less Está Perdido”. El resultado final luego de haberla leído del tirón, como una curita autoadhesiva que se pretende arrancar para no doler, agridulce.

El día que no conocí a Hernán Díaz

El pasado julio, echando un vistazo a la lista recién anunciada de semifinalistas al Booker Prize, el prestigioso galardón británico de literatura, el nombre de Hernán Díaz y su libro “Trust” captaron mi atención.

Ese no es mi Sherlock

Desde aquella tarde en que, durante un solitario almuerzo universitario cerca del Palacio de Justicia, leí “Escándalo en Bohemia”, mi primera aventura de Sherlock Holmes, se fijó en mi mente la necesidad imperiosa de visitar algún día su museo en Londres.