Ojo con el ventilador

Columnista Invitado

Uno de los escándalos más escabrosos que han protagonizado los funcionarios del actual gobierno, es el que involucra a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, donde el ex director Olmedo López contrató, al parecer de manera irregular, la compra de unos carrotanques que proveerían agua potable a los habitantes del departamento de La Guajira.
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El tema es tan crítico, que fue la Oficina de Transparencia de la Presidencia de la República, la que denunció penalmente las irregularidades del contrato que tuvo un valor de 46.800 millones de pesos.

Al día de hoy, los carrotanques no están en servicio, los habitantes de La Guajira siguen sin agua potable y la Unidad de Gestión del Riesgo parece más una tribuna política que una entidad eficiente. Su nuevo director, Carlos Carrillo, si bien ha tratado de enderezar la situación, parece estar más interesado en dar entrevistas a los medios de comunicación. Sin duda alguna es un funcionario importante, pero en muchas oportunidades se transforma en un activista más. Ojalá y me equivoque, pero sus constantes e innecesarias apariciones en medios, hacen pensar que se proyecta para futuras elecciones parlamentarias.

Esta semana sorprendió la aparición de Sneyder Pinilla, ex alcalde de Sabana de Torres y ex subdirector de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo, quien hizo saber que no sería el único en responder judicialmente por el tema de los carrotanques, y dijo que se encargaría de delatar a los distintos funcionarios que se beneficiaron del negocio ilegal.

Según él, no se habría acercado aún ante la Fiscalía General de la Nación a entregar la información que tiene, por miedo a que algo le sucediera. Fue su abogado quien, a través de un escueto memorial de una página, dijo que aportaba lo que él denominó como una matriz de colaboración. Sin embargo, dicha matriz no fue más que una relación de nombres de quienes supuestamente serían sus secuaces.

Nadie sabe qué tiene Sneyder por decir, pero su estrategia de defensa es tratar de convertirlo en alguien valioso para revelar el entramado delictivo; muchos medios cayeron ya en ese juego.

El problema con este tipo de testigos, es que tarde que temprano dicen lo que sea para salir bien librados, incluso mentiras. Al final, como mucho en el país, la situación está revestida de una ironía cómica: el hecho corrupto lo quiere evidenciar Sneyder, un corrupto más, cuyo abogado es el corrupto ex-fiscal anticorrupción, Gustavo Moreno. Increíble.

RODRIGO J. PARADA

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