Si todos creemos y trabajamos, la paz es posible

Todos tenemos una cuota de responsabilidad para alcanzar la paz, esta no es una cuestión exclusiva de los gobernantes, es una cuestión de todos, quienes tenemos familiares que han sufrido el rigor de la guerra lo entendemos, quienes tenemos hijos y esperamos lo mejor para ellos lo entendemos más fácilmente.

El pasado Jueves el Presidente Santos pidió y recibió el apoyo de todos los gobernadores de Colombia al proceso de negociación con la guerrilla de las Farc, calificó la paz como una urgencia para el país, además les pidió a estos prepararse para construir la paz y trabajar desde ya en el posconflicto.  

Él sabe que se necesita del apoyo de la nación, “la paz auténtica debe ser el producto de muchos esfuerzos y la suma de muchos actos, y que bueno que esos actos lleguen desde todas las regiones”. 

Así las cosas, la paz tendrá que planearse y realizarse desde y en las regiones. No hay duda que la paz generara mayores oportunidades para nuestro desarrollo, muchas más que las que generaría mantenerse en el conflicto, también es claro que la nueva Colombia dependerá de cómo se le dé fin a este, la guerra solo dejaría heridas insanables.

Nuestro conflicto es muy complejo; varios grupos al margen de la ley y muchas redes de delincuencia, fuerte fragmentación de estos y características tan diversas como el territorio en el que operan. Cualquier esfuerzo para alcanzar la paz demanda conocer esta complejidad. 

Además, se entremezcla el conflicto con el posconflicto; las regiones viven estos fenómenos simultáneamente, por lo que para alcanzar la paz es necesario deslindar claramente el uno del otro.

Para el caso del Tolima, el gobernador Delgado ha planteado en varias ocasiones la urgencia de avanzar localmente en dicha tarea, para ello ha reclamado mayor autonomía financiera y un real fortalecimiento institucional para las entidades territoriales, lograrlo ayudará a vigorizar la descentralización política y administrativa, y así podrían encontrarse mayores condiciones para la inversión social que necesita la paz. Sin embargo, siendo necesario hacer lo anterior no es suficiente, se debe trabajar en otros campos.

Aquellos territorios, en donde se deben focalizar las estrategias del posconflicto, necesitan una mayor presencia de todas las ramas del poder público para que lleven justicia, ejecuten inversiones y fortalezcan la democracia. 

Se necesita que la acción del Estado genere oportunidades para los pobres y por esa vía se disminuya la gran desigualdad e inequidad. Se necesita un sector productivo y empresarial socialmente responsable con la paz.

Para alcanzar la paz, el posconflicto debe estar impregnado por una legitimidad absoluta; esta se obtendrá si tiene un origen endógeno, es decir si nace desde las mismas personas que habitan los territorios que han sufrido el rigor del conflicto.  

Una estrategia acertada, que nazca desde las regiones, deberá crear oportunidades para apoyar a quienes han padecido o participado en el conflicto, deberá brindar seguridad a toda la población, y deberá fortalecer los comportamientos pacíficos para la solución de los problemas de la sociedad. 

Credito
JAIME EDUARDO REYES

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