Un tortuoso camino

Sin embargo, el entusiasmo se enfría muy rápidamente y, como por arte de magia, se introducen y firman adenda que disminuyen la responsabilidad de la empresa y los compromisos para con el municipio desde la atención de las zonas verdes y separadores hasta el cuidado de parques y la recolección de escombros, todo medido en millardos de pesos.


En nuestra edición del pasado domingo se publicó una extensa nota relacionada con el contrato que rige el manejo de las basuras en la capital del Tolima, las condiciones en que se maneja el relleno sanitario de La Miel y el hecho de que, ahora, ese sitio se ha convertido en un receptor de las basuras de los municipios vecinos.

La nota pretendía situar al lector en el contexto del espinoso tema y recordar el proceso de evolución del contrato que hoy recibe críticas desde diferentes sectores.

En una cosa parece haber acuerdo: el servicio es mucho mejor al que existía en el año 2000 cuando se firmó el contrato 042 con la firma Interaseo. Pero de allí en adelante se ha ido modificando el espíritu y la letra del contrato original, han aparecido en escena otras personas jurídicas que ver con la negociación, el municipio de Ibagué ha perdido numerosas prerrogativas y ha renunciado sin justificación alguna a costosos servicios que corrían por cuenta del contratista; se ha creado una nueva empresa que poca o ninguna función desarrolla y los organismos de control del contrato se han convertido en reyes de burla o en puerta giratoria donde laboran quienes más tarde han de ser empleados del contratista.

Cada gobierno municipal inicia su gestión con el propósito de aclarar el funcionamiento del servicio, de definir responsabilidades del contratista, de identificar cual es la persona jurídica que presta los servicios contratados y de empoderar a los organismos de control que han de supervisar y evaluar la gestión de la empresa prestadora del servicio.

Sin embargo, el entusiasmo se enfría muy rápidamente y, como por arte de magia, se introducen y firman adenda que disminuyen la responsabilidad de la empresa y los compromisos para con el municipio desde la atención de las zonas verdes y separadores hasta el cuidado de parques y la recolección de escombros, todo medido en millardos de pesos.


Habrá que ver si el compromiso del personero de Ibagué contribuye al impulso de la Administración y se aclara, de una vez por todas, tan complejo y difuso asunto para tranquilidad de todos, pero particularmente de los contribuyentes.

    

EL NUEVO DÍA

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