Inexplicables acciones

Aunque repulsa, la gente entiende las acciones militares contra las tropas. Sin embargo, los ataques contra la población civil se salen de toda comprensión más si se trata de grupos que dicen hacer parte de un propósito revolucionario en beneficio de las masas.

No son pocos los sectores colombianos que abogan por la paz y el éxito de los diálogos. Millones se manifestaron a su favor en la segunda vuelta de la elección presidencial.

Por supuesto que, como se estableció desde el principio entre las partes, los diálogos se cumplen en medio del fuego. Sin embargo, nadie comprende que las acciones bélicas se ejecuten contra la población civil y se afecte a los más débiles y necesitados.

Las acciones de los grupos guerrilleros de los últimos días han provocado el natural rechazo y ponen en duda la verdadera intención de los alzados en armas.

En primer lugar estuvo el atentado contra un campamento ocupado por civiles en un sector del oleoducto Caño Limón - Coveñas, que se tradujo en heridas para 13 personas. La acción fue reivindicada por el ELN, así como el atentado contra un CAI en Bogotá por el que se destruyó las ventanas de las edificaciones vecinas.

El otro fue el cometido por las Farc en el Putumayo, donde los efectivos del grupo guerrillero regaron combustible en la vía y afectaron a no menos de 100 mil personas de esta pobre sección del país y, a la vez, causaron irreparable daño al entorno.

Aunque repulsa, la gente entiende las acciones militares contra las tropas. Sin embargo, los ataques contra la población civil se salen de toda comprensión, más si se trata de grupos que dicen hacer parte de un propósito revolucionario en beneficio de las masas. Nadie entiende cómo las masas han de beneficiarse si les contaminan sus fuentes de agua o les destruyen las torres de conducción de energía en sus territorios y, mucho menos, cuando se perpetran atentados dinamiteros contra los obreros petroleros.

Flaco servicio prestan estas acciones a la causa de la paz y solo proporcionan argumentos a los amigos de la solución bélica y enemigos de los diálogos.

REDACCIÓN EDITORIAL

Comentarios