Sin preparación

En el Tolima ya hay varios municipios padeciendo la dureza de la canícula y Fresno está sin agua. Ibagué, como se ha registrado repetidamente en estas líneas soporta tradicional y permanentemente severos racionamientos del agua mientras los días se consumen en la inoperancia de los administradores y sutilmente se va privatizando lo que otrora fuera la joya de la corona del municipio.

Con cada día que pasa se hace más crítica la disponibilidad de agua en extensas zonas del país y, por supuesto, no quedan exentas poblaciones o ciudades de dispar tamaño. Más grave aún, la situación se presenta sin haberse iniciado el llamado fenómeno de ‘El Niño’, al que los expertos anticipan será de severidad inusual.

La Costa Caribe, desde el Golfo de Morrosquillo hasta la Península de La Guajira, padece una sequía insoportable que arrasa con cosechas y semovientes, pero que en los centros poblados pone en evidencia la falta de idoneidad, el despilfarro y la corrupción de sucesivos gobiernos, mientras que amplios sectores de la población sufren a raíz de la carencia del elemental servicio.

La Guajira, de suyo seca, está en camino de convertirse en un yermo y Santa Marta acusa la carencia permanente de fuentes de abastecimiento, de manera tal que habrá de decidirse por soluciones extremas, costosísimas y demoradas mientras debe soportar la inoperancia de una concesión privada que ha sido una de las principales protagonistas del desastre.

En otras regiones como Casanare y su capital el asunto ya se salió de madre con violencia, saqueos, destrucción y vándalos. Situación que se hace aún menos aceptable, dado el caso que Yopal percibe cuantiosas sumas de regalías y tiene prometidos enormes auxilios complementarios del Gobierno nacional, pero que ha sido sometida a la inoperancia y al saqueo de una de las más desaforadas cleptocracias, que han dilapidado los recursos provenientes de la riqueza petrolera.

En el Tolima ya hay varios municipios padeciendo la dureza de la canícula y Fresno está sin agua. Ibagué, como se ha registrado repetidamente en estas líneas, soporta tradicional y permanentemente severos racionamientos del agua mientras los días se consumen en la inoperancia de los administradores y sutilmente se va privatizando lo que otrora fuera la joya de la corona del municipio.

Como se dijo hace pocos días, se advierte un acelerado proceso que cada vez hace más parecido el caso de Ibagué al de Santa Marta sin que se tome las urgentes y necesarias medidas correctivas.

Ya viene ‘El Niño’ y todos tan tranquilos.

REDACCIÓN EDITORIAL

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