El problema no es el paro

Tras un mes de paro y toda una campaña contra los manifestantes y sus bloqueos pareciera que el problema que vive Colombia es el paro. Pero no es cierto.

La era de los Live

La mañana del 17 de enero de 1991 el mundo conoció una manera nueva de ver las guerras cuando la cadena CNN transmitió en directo el inicio de la Primera guerra del Golfo. Fue el triunfo de la televisión por cable y los canales de noticias 24 horas.

Desobediencia Civil

Millones de jóvenes colombianos que desde el 28 de abril han llenado las calles, de manera principalmente pacífica, han desconocido tanto la medida cautelar del tribunal de Cundinamarca que ordenó aplazar las marchas, como los pedidos del Presidente de la República y los diferentes toques de queda de los alcaldes, dando una clase ejemplar de desobediencia civil.

¡Abajo el mal gobierno!

A estas alturas la principal inquietud para las directivas del partido de Gobierno, no es si se cae la reforma tributaria, proyecto que nació muerto, sino si se cae el gobierno Duque con las insospechadas consecuencias que eso traería para la estabilidad y la democracia.

Alí Babá y los 40 billones

El gobierno, que se hizo elegir prometiendo bajar impuestos, atacar la corrupción y disminuir el gasto y la deuda pública, nos regala ahora su tercera reforma tributaria, tras aumentar en 42 billones el gasto público este año, subir en más de 11% la deuda pública y elevar en cifras inverosímiles la corrupción.

De dónde venimos y para dónde vamos

Hace 160 años un general rebelde y voltiarepas, apodado mascachochas, que había peleado por las ideas centralistas de Nariño y Bolívar, y que había sido presidente conservador con el apoyo del clero, pero que iba camino de Bogotá con sus huestes liberales a derrocar al gobierno conservador, imponer el federalismo y quitarle poder a la iglesia, decidió, a lomos de su caballo en el alto del raizal, fundar de un plumazo y sin consultar a nadie el Estado Soberano del Tolima; asignando a Purificación, que no era ninguna metrópoli, como capital del nuevo estado.

¡Señor Presidente bájese el sueldo!

Con un déficit fiscal por las nubes y antes de vaciar los bolsillos de los contribuyentes, como si el problema económico fuera culpa nuestra, el Presidente debía comenzar por reconsiderar el monto de su salario. Lo digo con mucho respeto y no como una crítica a su gestión, entendiendo además que muchos podrían considerar que merece incluso dos sueldos por ejercer de presentador además de Presidente. Pero la realidad es que el hueco fiscal que angustia al Ministro de Hacienda desde su posesión es por el desmedido gasto público que no ha parado de crecer exponencialmente en este milenio. Gastar, gastar y gastar ha sido el lema mientras crecen la burocracia y el aparato del Estado sin demostrar ni el más mínimo síntoma de eficiencia, ni la menor voluntad de ahorro. El salir a comprar una flota de aviones de guerra en plena crisis es apenas el ejemplo más absurdo.

La divina desproporción

Los antiguos griegos que se inventaron la lógica y la filosofía, que descubrieron que la tierra era esférica y concibieron el concepto de democracia, entre otras tantas e incontables cosas que son el soporte de nuestra civilización; creían que la belleza absoluta consistía en la adecuada proporción entre las partes. Concepto que pasó a la historia como la divina proporción, que arquitectos y artistas descubrían y proyectaban en todas partes mientras se encontraban relaciones de proporción en la naturaleza, en el espacio y hasta en la física cuántica. El concepto simple de proporción influye en la ropa que nos ponemos, en las sillas donde nos sentamos y en lo que comemos a diario. La búsqueda de una justa proporción es parte incluso del análisis del gasto público, de una reforma tributaria o de la relación del delito y la pena.

Las vulgares delincuentes

Como ya se está volviendo costumbre tras cada protesta y cada marcha, las imágenes de vandalismo, la aparición del ESMAD y los trinos de los funcionarios públicos, son la noticia principal que opaca y oculta las razones, muchas veces justas, de las protestas sociales. No ha terminado el día de la protesta y saturan los espacios de los medios reproduciendo los excesos de los manifestantes y las declaraciones oficiales, que es de lo único que siguen hablando en los días siguientes. El emblemático y necesario 8M no es la excepción; con el recurrente apelativo de “marcha empañada por el vandalismo”, reproducen y hasta celebran trinos tan desafortunados como el de Rafael Guarín, Consejero Presidencial para la Seguridad Nacional, que califica a las mujeres de “vulgares delincuentes”, como si un servidor público en ese cargo no tuviera nada más inteligente que decir.