Nuevos horizontes

A la par se dio a conocer lo obtenido por un grupo de médicos europeos que mediante la utilización de una fotocopiadora de tres dimensiones logró reproducir en plástico el cráneo de una paciente afectada por una extraña enfermedad que hacía que el cráneo le comprimiera el cerebro.

Tan solo unos años han transcurrido desde cuando las propuestas de experimentación con células madre recibían la mayor oposición de círculos religiosos y políticos en diversas regiones del mundo. Círculos a los que solo les unía su acendrado antagonismo contra tales proyectos científicos pues no podían ser más dispares en otros temas y posiciones.

De nada valía que los trabajos científicos estuvieran enfocados a aliviar los padecimientos de personas afectadas por enfermedades o accidentes que podrían recuperar funciones, morigerar sus dolores o prolongar sus vidas con los descubrimientos derivados de tales ramos de la investigación.

El tiempo ha pasado, en Washington hay otra administración, en El Vaticano hubo un cambio radical y hasta en Teherán soplan vientos nuevos, por lo que las barreras contra la investigación son ahora menos sólidas y han surgido otros campos complementarios que hacen crecer las expectativas de un futuro lleno de numerosos avances científicos que han de redundar en enormes beneficios para significativos grupos de personas.

No más en los últimos días un grupo de científicos en Nueva York logró crear artificialmente el cromosoma de la levadura y adaptarlo de manera que reaccionara conforme indicaciones del equipo de investigadores . Por supuesto, faltan años, muchos, para lograr lo que los científicos apenas coligen, pero precisamente han seleccionado la levadura por su papel en consumos y hábitos humanos que se remontan a los albores de la humanidad.

A la par se dio a conocer lo obtenido por un grupo de médicos europeos que mediante la utilización de una fotocopiadora de tres dimensiones logró reproducir en plástico el cráneo de una paciente afectada por una extraña enfermedad que hacía que el cráneo le comprimiera el cerebro. La prodigiosa máquina permitió la elaboración del reemplazo de la osamenta alterada. Simultáneamente se conoció que unos meses atrás un grupo de médicos colombianos había logrado un éxito similar en el caso de una compatriota que había quedado desfigurada en un accidente de tránsito. Como se expresó, faltan años para que con las células madre o los cromosomas artificiales se puedan reemplazar órganos como los riñones, el hígado y el corazón o se recuperen funciones como la vista o la movilidad, pero, al menos, las mejores mentes trabajan con ahínco en ese sentido y algunos gobiernos, en lugar de poner trabas, procuran y financian tales actividades.

REDACCIÓN EDITORIAL

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