Los atractivos de ciertas prisiones

El primero en ser liberado con premura fue Martínez, le siguió Gómez Gallo (acción que coincidió con una visita de la entonces gerente de la Lotería del Tolima a la capital del Atlántico, días después de la prórroga del contrato del chance con el Departamento y en la intención de expandir el floreciente mercado de la Lotería del Tolima en esa región).

Para nadie es un secreto el lamentable estado del sistema carcelario colombiano con edificios ruinosos, hacinamiento insoportable, carencia de servicios básicos como el agua y con muy deficientes servicios médicos.

Sin embargo, existen algunos establecimientos preferidos por los internos, más cuando estos guardan sus fórmulas de manipulación o conservan sus influencias en el mundo exterior.

Conocidos de todos eran lugares como la Escuela Aquimindia, el Cantón Norte en Bogotá, los famosos recintos campestres de Tolemaida y hasta algunas secciones de La Picota donde las penas resultan más soportables, los reos gozan de ciertas comodidades y las entradas y salidas de los recintos se manejan con extraordinaria laxitud.

Sin embargo, últimamente han surgido otras penitenciarías que monopolizan el favoritismo de internos de alto coturno y se convierten en inexplicables atracciones que mueven favores y prerrogativas.

Uno de ellos es el penal de Girón en Santander adonde resultan alojados personajes de fama nacional e internacional. Mas he aquí que ninguno supera la popularidad que desde hace un par de años ostenta la cárcel de Barranquilla. Allí han ido a parar, a petición de los encarcelados y con muy disímiles razones, personajes tan diversos como el senador del Valle Juan Carlos Martínez, el senador cartagenero Javier Cáceres, uno de los tristemente célebres primos Nule y el fallecido senador tolimense Luis Humberto Gómez Gallo.

Todos y cada uno de ellos condenados y, con excepción de Nule, sin vínculos con La Arenosa. Por cierto, también tienen otra cosa en común, allí ejerce un distinguido juez, muy preocupado por el bienestar de sus semejantes y quien aplica a rajatabla el precepto romano de In dubio pro reo, por lo que los penados de cierta categoría y patrimonio se ven favorecidos con largueza por todas las rebajas y excepciones que brinda la legislación y ven acortadas sistemáticamente sus condenas.

El primero en ser liberado con premura fue Martínez, le siguió Gómez Gallo (acción que coincidió con una visita de la entonces gerente de la Lotería del Tolima a la capital del Atlántico, días después de la prórroga del contrato del chance con el Departamento y en la intención de expandir el floreciente mercado de la Lotería del Tolima en esa región), el último en salir la semana pasada fue Cáceres. Quién sabe cuántos otros estén haciendo turno tras hacer valer los incentivos de localización.

No demoran en aparecer en esas cálidas tierras otros conocidos penados por cuenta del saludable y laxo sistema allí instaurado.

REDACCIÓN EDITORIAL

Comentarios