Momentos de la verdad

Hoy Colombia está frente a un cruce de caminos que no son optativos para cada quien, pues el camino que decida la mayoría de ciudadanos en mayo 29 es el que todos tendremos que transitar, al menos hasta 2026 y, además, en 2023 el Tolima enfrentará similar encrucijada (de ello diré luego).

Buenos vientos para el cooperativismo

Uno no entiende porqué, siendo elemental, en el palabreo ideológico y programático de los candidatos tolimenses a elecciones nacionales, nadie (y nadie es nadie), propuso ideas para construir democracia económica como fundamento esencial de la democracia política y así validar, intelectual y moralmente, su pretensión electoral.

Ecos de una tertulia

Amigos que en tertulia analizan la cotidianidad me invitaron a conversar sobre mis últimos artículos que versaron sobre la ‘Visión Tolima 20-50’ y el asunto electoral y que, como bien se concluía, son hechos correlacionados y lógicamente complementarios que, en la práctica, se excluyen mutuamente, porque ni la ‘Visión Tolima’ se ocupa de lo político ni ‘lo político’ tiene interés en la ‘Visión Tolima’ y ello revela cómo ‘los visionarios’ ignoran (eluden) que la política (variable trasversal), para bien o para mal, afecta el progreso y que ‘los políticos’ ignoran que la visión estratégica del futuro tolimense debe ser insumo capital de su discurso electoral y, es por ello, que en el Tolima todo termina siendo chispitas de pólvora mojada.

Y elegimos…¿continuará el círculo vicioso?

Utópicas o inciertas son las expectativas de un futuro próspero para los tolimenses porque, además de sufrir y ver cómo crecen los problemas, tenemos que ser testigos de cómo esos problemas se ensañan con nuestros coterráneos y, con mayor crueldad, con la juventud, las mujeres, los campesinos y en general los más indefensos. La desesperanza lastimará hasta cuando los líderes dejen de insistir en soluciones al endémico y creciente atraso desde esos ficticios e inútiles dogmas de desarrollo que solo originan miseria e ignorancia y por ello me atrevo a proponer al Tolima cambiar los enfoques del desarrollo (“pensar fuera de la caja”), porque, mientras veneremos lógicas arcaicas, siempre recularemos y jamás avanzaremos.

Desarrollo tolimense o la historia del fracaso (IV)

En la economía, la sociedad civil, la intelectualidad, los gobiernos, la academia y la “política”, sus declaraciones, eslóganes y publicidad, (sinceras o que intentan fabricar percepciones de conveniencia corporativa o personal) exaltan el desarrollo tolimense como primer objetivo misional. Ésta usanza es inocua, y no pocas veces demagógica, porque en el Tolima no existe instancia vinculante que rastree las distintas y continuas propuestas de desarrollo y por ello, desde ahora y por 28 años, será imposible juzgar la coherencia, la consistencia, la secuencia y los resultados del arquetipo estratégico que propondrá la “visión Tolima 20-50”.

Desarrollo tolimense o la historia del fracaso (III)

Reiterando que fueron muchos los esfuerzos hechos en el pasado para buscar el desarrollo del Tolima y que solo señalo aquellos en los que estuve cerca, amplío la ojeada retrospectiva diciendo que Cooperamos construyó a Iguaima (Cañón del Combeima) con cuatro objetivos: ser centro de formación para el fomento cooperativo; punto de avanzada para comprender y coadyuvar al bienestar rural; promover la conversión del Cañón del Combeima en “distrito turístico en área protegida”; lograr que el hermoso Cañón fuera reconocido como “reserva de la biosfera” y así avivar en el Tolima el deber de proteger el medio ambiente. Hoy nuestro Cañón es un caos por la desidia político-gubernamental y aquellos fines son aún más válidos.

Desarrollo tolimense o la historia del fracaso (II)

Antes de intentar bosquejar una conclusión y una propuesta final para contribuir en algo al proceso de construcción de la “Visión Tolima 20-50”, considero necesario hacer una sucinta mirada retrospectiva a esfuerzos que en el pasado se hicieron con la misma buena voluntad de hoy, pero que, juzgados históricamente, pondrían en evidencia fracasos de los que todo neo prospectivista o neo visionario podría aprender y así obtener valiosas conclusiones para pensar el futuro.

Desarrollo tolimense o la historia del fracaso (I)

Por gentil invitación de la Secretaría de Planeación del Tolima, el pasado 17 de febrero asistí, a “la presentación de la metodología básica para la elaboración de la Visión Tolima 20-50”, foro que contó con presencia de académicos, funcionarios públicos, connotados dirigentes de organizaciones económicas de la región y agentes de opinión.

Votar para transformar al país y al Tolima

Porque se tenía mayoría de edad a los 21 años no alcance a votar por Carlos Lleras Restrepo, estadista a quien admiré en mi relativa temprana edad.

La “visión tolima” y su cortedad estratégica

Imposible no estar de acuerdo con el señor Secretario de Planeación y TIC del Tolima quien, al sustentar el llamado a construir la Visión Tolima 20-50, dice (el Cronista) que “debe ser la sociedad civil y los gremios los que impongan la agenda a los próximos gobernantes y no los gobernantes a las comunidades”. Señor secretario, atinó Usted y, si es verdad que ése es el designio del gobierno tolimense y la corte política, burocrática y de contratación que orbita sobre él, y no retórica efectista, entonces vendrían días históricos de ruptura con un pasado, donde lo público ha estado al servicio de un dañino gamonalismo medioeval, para que surja un moderno ejercicio político-gubernamental puesto al servicio de todos los tolimenses.