La indignación de los colombianos, originada por la actuación del Congreso de la República la semana pasada, fue tan grande que sacudió el Régimen; se habló de referendos derogatorios, revocatorias del Congreso y Asambleas Constituyentes.
La aprobación de la reforma a la Justicia dejó ver que existe un conjunto de complicidades en la alta dirección del estado, y en particular en un sector del Congreso de la República, que conspira permanentemente contra la moralidad pública y la democracia colombiana.
En Colombia es común encontrar confusiones con relación a la responsabilidad administrativa para resolver problemas locales que tradicionalmente han sido preocupación de las autoridades municipales.
Ser hijo de Jaime Pava, era sin lugar a dudas su gran honor, como para Jaime Pava era un gran orgullo tener a un hijo como Henry Pava Camelo. Lo afirmó porque se lo escuche a los dos, y debo decir que lo oí durante las cantadas de boleros y rancheras, en aquellos momentos en donde realmente se expresan los sentimientos.
Actos terroristas como el cometido en días pasados en Bogotá o el viernes anterior en chaparral no tienen el apoyo popular, por el contrario los responsables de los mismos son rechazados por la sociedad colombiana.
No hay nada más indignante para una nación que aquellos ciudadanos que han logrado el favor popular de representar el pueblo se aprovechen de esa condición para ponerse por encima de la ley. Es más grave, si el ciudadano ha tenido la responsabilidad de formular dichas normas o tiene la obligación de hacerlas respetar.
La Universidad de Ibagué está participando en los homenajes que se le brindan a Alfonso Palacio Rudas en el marco de la conmemoración del nacimiento de este ilustre tolimense.
Por estos días y hasta final del mes los concejos municipales estarán estudiando los Planes de Desarrollo formulados por las administraciones locales como respuesta a la obligación que tienen los alcaldes de orientar el desarrollo de sus municipios.