La administración municipal de Ibagué debe estar vigilante ya que no se puede perjudicar a la comunidad ni restarle competitividad a la ciudad por cuenta de los intereses particulares de unos pocos.
En la medida en que se agota el plazo establecido por la Corte Constitucional al Congreso para legislar sobre el matrimonio de parejas del mismo sexo se alborotan las posiciones y endurecen los argumentos.
No falta sino que los tristemente célebres primos y sus asociados Galofre y Char se vean liberados por los trucos dilatorios y el Estado vuelva a ser el hazmerreír de los avivatos.
El gobierno nacional presentó el anunciado plan de choque - aunque al Presidente no le gusta esa denominación- por medio del cual espera dinamizar la economía.
Han de ser los venezolanos quienes resuelvan sus problemas y se den el gobierno que establezca la mayoría, lo que sí se debe reclamar es que se respeten las reglas del juego democrático y que no vaya a correr sangre.
El tiempo pasa y el proyecto se ha convertido en un agujero negro que absorbe todos los recursos que se le destinen sin avanzar un ápice, mientras los organismos de control continúan paralizados ante este monumento a la impunidad.
No pasa por la mente del ciudadano que para la elección de uno de los nueve magistrados que componen la Corte Suprema de los Estados Unidos deba rebajarse el candidato a peregrinar por las oficinas del Congreso, a montar una temporal agencia de empleos ni mucho menos a competir con base en convites y francachelas.
Más grave aún, el volumen de operaciones parece inconmensurable y no se reduce a transacciones con el crimen organizado mexicano sino se extiende a otros grupos criminales como el que lidera en Colombia el tristemente célebre 'Loco' Barrera.
La división es tan marcada y las posiciones acérrimas que sería un milagro que en ese escenario no se presentaran confrontaciones. Deben hacerse votos porque no ocurra nada que lastime aún más la maltratada democracia del vecino país, pues, como se dijo al principio: Colombia y Venezuela, para bien o para mal, están y estarán indivisiblemente unidas.
Pensar que la restitución es apenas el primer paso de un largo proceso que debe venir acompañado de protección para las familias que retornan, apoyo económico y técnico para recuperar la capacidad productiva de las tierras e inversión en una infraestructura de bienes y servicios para el usufructo de los que regresan.